El ministro de Exteriores durante el Gobierno de Aznar aludió, al respecto, a que cuando la tregua de 1998, "que tenía unas características completamente diferentes, el Gobierno creyó oportuno proceder a un acercamiento de presos como gesto de buena voluntad para poder llegar a constatar si ETA quería dejar definitivamente o no las armas".

"Es obvio que no le podemos negar al Gobierno actual que pueda utilizar también estos mismos instrumentos, que no requieren ninguna modificación legislativa", apuntó en declaraciones a Catalunya Ràdio.

Según el líder del PP catalán, "es muy importante que esta actuación (el acercamiento de los presos) sea reversible, en función de cómo vayan las cosas".

"En aquel momento", prosiguió, "se aprobó por unanimidad una resolución al Congreso de los Diputados donde se autorizaba el gobierno a aplicar, dependiendo de las circunstancias, una política penitenciaria que era consensuada, dinámica y flexible".

"Esto quería decir que, si el Gobierno lo consideraba oportuno, haría un gesto de buena voluntad, pero también se podía echar atrás si las cosas no funcionaban. A la sazón, ETA rompió la tregua y se recuperó la política de dispersión de presos que empezó a aplicar Felipe González", concluyó.