Los delincuentes estaban altamente especializados y estructurados, y empleaban avanzados medios técnicos. Además adoptaban grandes medidas de seguridad y realizaban contravigilancias en los domicilios y talleres clandestinos para evitar ser detectados por los agentes. Para sustraer los automóviles, seleccionaban a sus víctimas y las vigilaban y seguían hasta encontrar el momento y lugar mas adecuado para actuar.

Disponían de dos naves utilizadas como talleres, en Catral (Alicante) y Almazora (Castellón), en las que modificaban y eliminaban las características identificativas de los vehículos. En total se han practicado diez registros en los que se han intervenido, entre otros efectos, herramientas, material electrónico e informático para llevar a cabo las sustracciones, inhibidores de frecuencia, dinero en efectivo y abundante documentación.

También se han recuperado cuatro vehículos totalmente preparados para su venta y otro más que todavía estaban modificando. Asimismo, se han intervenido otros 28 vehículos sobre los que se están realizando gestiones para determinar su procedencia.

El grupo estaba altamente especializado y cada uno de sus componentes tenía una función determinada. De este modo, unos se dedicaban a sustraer los vehículos, otros a eliminar de los mismos cualquier tipo de característica que lo pudiera identificar y otros a falsificar los documentos necesarios. También estaban los que finalmente trasladaban los automóviles sustraídos fuera de nuestras fronteras.