Poco después de recoger a los clientes, el taxista empezó a sospechar de ellos, ya que, a través del espejo retrovisor interior, vio que llevaban sendas navajas de grandes dimensiones entre sus ropas.

Al pasar por la calle Santa Cruz de Marcenado, el conductor observó la presencia de un coche patrulla de la Policía Municipal y dio varias ráfagas de luz para llamar la atención de los agentes.

Los funcionarios imaginaron que el taxista necesitaba su yuda y pararon el vehículo para identificar a los viajeros.

Estos llevaban el botín de un atraco cometido anteriormente en varias bolsas de plástico, en las que había varios "walkman", un violín y 25.000 pesetas en monedas de 20 duros. Los supuestos delincuentes fueron trasladados a la comisaría de Centro.