George Charpack aseguró que el amplificador de energía de Rubbia no sólo podría tener aplicaciones en la eliminación de residuos nucleares y del plutonio 235 contenido en arsenales de armamento atómico, sino también en medicina, con la creación de "un centro de radioisótopos de vida corta que permita la elaboración de diagnósticos".

El Nóbel francés califcó el proyecto de Rubbia como "alternativa extraordinaria ante la energía nuclear" y, en contestación a las reticencias de algunos parlamentarios ante la duda de que el amplificador constituya, en definitiva, un reactor nuclear, aseguró que "o regresamos a la Edad de Piedra, o trabajamos para que las generaciones venideras dispongan de sistemas de energía eficaces".

Charpack añadió a este respecto que "la energía nuclear no constituye la mayor amenaza que nos puede acechar. El tabaco y los fanatismosfundamentalismos esconden un peligro mucho más serio".