PROPONEN QUE AUTONOMIAS Y AYUNTAMIENTOS SUBVENCIONEN LOS NOMBRES EN PELIGRO DE EXTINCION

MADRID
SERVIMEDIA

Los viejos nombres de la España rural y católica, como Macario o Filomena, están tan seriamente amenazados de extinción que es preciso plantear la posibilidad de que comunidades autónomas y ayuntamientos subvencionen a las personas que decidan ponérselos a sus hijos.

Esta provocativa e irónica propuesta fue lanzada por el periodista de Radio Nacional de España Juan Antoio Tirado durante un coloquio celebrado ayer en torno a su libro "Lo tuyo no tiene nombre", en el que participaron también el Gran Wyoming, Moncho Alpuente, el poeta Ramón Irigoyen y el periodista Julio César Iglesias.

Juan Antonio Tirado apeló a la necesidad de preservar la "biodiversidad" de la onomancia nacional y advirtió que, si los nombres se dejan a las caprichosas leyes de la oferta y la demanda, muchos de los más tradicionales quedarán pronto arrumbados en el baúl de los recuerdos, ante el emuje de los nuevos.

No obstante, todos los contertulios coincidieron en subrayar que buena parte de los nombres del santoral, entre los que citaron como ejemplos señeros Recojoncio o Fileto, resultan tan espantosos que podrían incurrir en el supuesto previsto en la ley recientemente aprobada sobre esta materia, que prohibe a los padres la "elección irreflexiva o arbitraria" del nombre de sus hijos.

Ramón Irigoyen apuntó como explicación de la fealdad de muchos nombres del santoral el propósito de a Iglesia de reducir las posibilidades de ligar que proporcionan nombres más eufónicos, a fin de promover el ascetismo sexual.

Pese a ello, el debate, celebrado en los salones de la FNAC de Madrid, puso puso de manifiesto que épocas más paganas no han estado libres de peligros para los recién nacidos, ya que en la Segunda República española quedó registrado para la historia el único "Dinamo" conocido.

"Lo tuyo no tiene nombre" indaga sobre la influencia de los nombres en el destino de las persona y pone de manifiesto el vertiginoso cambio que ha experimentado el campo de la onomancia en el último medio siglo.

"El salto que va de Nemesio a Borja, el abismo que separa a Visitación de Vanesa", señala el libro, "marcan las fronteras entre un país rural, sumido en la miseria, y esta España de fin de siglo, integrada en Europa y consumista, en que las tristes cartillas de racionamiento han sido sustituidas por las coloristas tarjetas de crédito".

(SERVIMEDIA)
25 Mayo 1995
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