Muy a su pesar los feligreses han prescindido de misas, incluso en las romerías o santorales significativos porque, según aseguran, también intenta cobrarlas.

Los 386 vecinos que viven en La Lapa están muy preocupados porque piensan que lo normal es que se dé una limosna como ocurre en los pueblos próximos y en la mayoría de los de la diócesis.

Los vecinos tampoco entienden que el cura dejara de oficiar misa durante dos meses alegando que la iglesia se estaba intando, por lo que los fieles tuvieron que desplazarse hasta otros pueblos.