Según Pujol, que asegura que "ahora nos toca navegar con poco viento", lo importante es que "al cabo de unos años vemos que nuestra línea, en conjunto, ha sido ascendente".

El presidente del Gobierno autonómico catalán añade que la economía catalana creció a un ritmo del 4,9 por ciento entre 1985 y 1991, mientras que la epañola lo hizo en un 4,2 por ciento y la europea en un 2,8. A su juicio, las exportaciones indican que Cataluña ha gando en competitividad.

Otras cuestiones recordadas por Pujol en su discurso son la ampliación de universidades catalanas y la organización de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, "que por un lado han impulsado una espectacular transformación de Barcelona y otras ciudades catalanas y por otro han sido un éxito de realización".

El jefe del Ejecutivo autonómico condiciona la recuperacón económica del país a las medidas políticas, económicas y sociales que se tomen, pero también a la actitud predominante. En este sentido, indica que "depende de que los empresarios caigan o no en el desánimo, de que los trabajadores y sindicatos sepan discernir cuál es su auténtico interés, de la prensa y de todos los que crean opinión".

Jordi Pujol, que se mostró confiado en que a finales de 1993 la economía haya pasado su peor etapa, calificó de "particular, especial y un poco extraño" el año 1992 ya que, a su juicio, "ha habido gran euforia y hemos tenido grandes éxitos" pero "acabamos el año en un ambiente desangelado e incluso pesimista".