Gamarra realizó estas declaraciones durante su intervención en el seminario sobre "Transportes y medio ambiente", que se celebra estos días en la Escuela de Verano Vicente Aleixandre de la Universidad Autónoma de Madrid.

Según este experto, proyectos como el ierre norte del cinturón de circunvalación M-40, de Madrid, "esté bien o mal hecho el trabajo, siempre son mejorables" si la Administración dispone de mayores y mejores medios técnicos y humanos.

Señaló que los grandes cinturones de circunvalación generan una serie de inconvenientes, como el ruido, la contaminación y el "efecto barrera" que producen.

En el caso del cierre norte de la M-40, agregó, la condición de espacio de protección ecológica y la imposibilidad de urbanizar su suelo ha provocad que la construcción de la nueva vía haya requerido un tratamiento especial.

Gamarra explicó que los altos costes que supondría expropiar algunos terrenos (1.000 millones de pesetas en algún caso) hicieron aconsejable el enterramiento de la M-40 a su paso por ese entorno.

Para este geólogo, el tramo "más complicado" de todo el cierre norte es el comprendido entre la N-VI (Madrid-La Coruña) y la valla del Monte de El Pardo.

El estudio de impacto ambiental impidió finalmente que la valla fueraderribada en alguna de sus partes para dejar el paso abierto a la M-40.