En una entrevista en Antena 3 recogida por Servimedia, la vicepresidenta tercera destacó el orgullo por “pertenecer a un club” como la Unión Europea en el que “todos intentamos ayudarnos”, después de que ayer martes se alcanzara un acuerdo entre los Estados miembro para reducir un 15% el consumo de gas, pero teniendo en cuenta excepciones para países como España que tienen menor dependencia del gas ruso.

La ministra se mostró satisfecha con el acuerdo al considerar que la propuesta anterior de la Comisión, en la que se pedía el mismo esfuerzo a todos los países, “no era efectivo”, sino “injusto” y poco eficaz.

“El resultado es muy importante desde el punto de vista político”, apuntó Ribera, para indicar a continuación que, por un lado, muestra que ante una “crisis energética global”, Europa “se pone en pie y dice que no va a aceptar el chantaje de Putin” y, por otro, muestra que si algún Estado miembro necesita ayuda, “se la vamos a dar”.

Así, considero el acuerdo un paso “muy importante” y resaltó el “trabajo intenso” y “entre bambalinas” realizado por el Gobierno español, destacando también la intención de que España sea “un centro de logística” desde el que facilitar un mayor acceso a la Europa central y del norte a otros orígenes del gas alternativo al procedente de Rusia.

En concreto, Ribera explicó que en el caso de España no computara en su consumo de gas aquél que transfiere a otros países o aquél que se debe utilizar para la producción de electricidad en momentos de tensión en los que no se puede utilizar otra tecnología, como es el caso de la hidráulica debido a la sequía, lo que hace que se deba satisfacer la demanda con gas.

En este sentido también puso como ejemplo que si Francia tiene su parque nuclear en muy mal estado en términos de seguridad y viene pidiendo una exportación muy importante, aquella demanda adicional que se tenga que satisfacer con gas tampoco computará.

ACCIONES COTIDIANAS

A pesar de ello, la ministra apuntó que España deberá reducir en torno a un 7% su consumo de gas, por lo que “sobre todo debemos centrarnos desde ya en ser lo más inteligentes posibles en nuestro consumo”, para lo que señaló la necesidad de incorporar “como acto cotidiano y acto reflejo” en la rutina diaria pequeñas acciones para reducir el consumo energético, como apagar la luz cuando no se está en una habitación o controlar el termostato.

Asimismo aseguró que de cara al otoño y el invierno “tenemos que incorporar otras medidas que faciliten flexibilidad en el uso de la energía”, como sustituir gas por electricidad o desarrollar “a toda velocidad” el empleo del biogas.

“Son distintas medidas que nos requieren un esfuerzo, pero creemos que no afectan a la calidad de vida o al modo en el que estamos acostumbrados a manejarnos en el día a días más allá de tener incorporado ese tipo de hábitos que con el tiempo habíamos perdido porque nos habíamos acostumbrado a que la energía era algo prácticamente ilimitado, y esto no es así y menos aún en un contexto como el que vamos a vivir”, declaró.

En este sentido la vicepresidenta subrayó como “fundamental” el papel que deben jugar las administraciones públicas, empezando por la administración general del Estado, porque “es difícil pedirle a nadie” estos esfuerzos si desde la administración no se da ejemplo, por lo que también hizo un llamamiento a comunidades autónomas y ayuntamientos para contribuir al menor consumo de energía, así como al sector privado para introducir “pautas de mejor comportamiento energético”.

En cuanto a las alternativas a los productos energéticos procedentes de Rusia, Ribera destacó que España tiene “una lista de proveedores muy diversificada” y que en los últimos meses Estados Unidos ha pasado a ser el primer suministrador de gas licuado.

A este respecto, sobre el repunte registrado en las últimas semanas del gas procedente de Rusia a España, la ministra explicó que se trata de un hecho “excepcional” debido a que las centrales francesas a las que debía llegar dicho gas “estaban paradas” y por ello fue desviado a Bélgica y España.

ARGELIA Y AS PONTES

Sobre la relación con Argelia y su empeoramiento en los últimos meses, la vicepresidenta aseguró que se trata de “una relación histórica que trasciende de los momentos puntuales en los que se pueda producir de tensión”, y, aunque lamentó que no siempre la relación entre Marruecos y Argelia “sea la más adecuada y esto a veces nos afecte”, afirmó que Argelia “es un país fiable” y “mantiene sus obligaciones contractuales”.

En cualquier caso, apuntó que “la situación en relación con el gas argelino desde noviembre del año pasado donde tiene el punto de negociación más delicado es en la actualización de precios”, ya que toca actualmente hay una negociación “en la que los argelinos quieren maximizar un incremento de precios usando referencias internacionales que no eran las habituales y las empresas españolas quieren llegar a un punto intermedio y aceptan un incremento pero no tanto como quiere Argelia”.

Por último, preguntada sobre la posibilidad de que se retome la actividad en la central térmica de As Pontes (A Coruña), la ministra indicó que el Gobierno ha preguntado al operador del sistema eléctricos cuáles son los distintos escenarios posibles y si es necesario retardar el cierre de As Pontes, pero que, aunque aún está esperando respuesta, “en principio no necesitamos que As Pontes entre en funcionamiento de nuevo”.

“Tenemos un parque de generación que nos permite funcionar salvo que hubiera una acumulación de catástrofes e imprevistos sin que As Pontes tenga que volver a abrir”, afirmó.