Guerra en Ucrania

Robles aterriza en Lituania para dar apoyo a los pilotos españoles que protegen las fronteras de la OTAN

- Allí defienden las fronteras de la Alianza y el legado de un as del aire protagonista de la ‘Gran Evasión’

Siauliai (Lituania)
SERVIMEDIA Manuel Gil, enviado especial

La ministra de Defensa, Margarita Robles, aterrizó este lunes a las 11.30 horas (12:30 hora local) en la Base de Siauliai, en Lituania, en la que están desplegados los pilotos españoles en la misión de Policía Aérea del Báltico (BAP) de la OTAN, y en la que sigue viva la leyenda de ‘Roma’ (Romualdas) Marcinkus, un as de la aviación que combatió contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial y fue uno de los protagonistas de la ‘Gran Evasión’, la fuga de prisioneros que fue llevada al cine.

España está presente en el DAT ‘Vilkas’ (Lobo en lituano) con ocho cazas F-18 Hornet en configuración Aire/Aire, del Ala 12 con base en Torrejón de Ardoz. Seis de los cazas están cedidos a control OTAN y los dos restantes están bajo control nacional para asegurar el cumplimiento de la misión.

Los ‘top gun’ españoles del Ala 12, tienen la responsabilidad de velar por la seguridad de los cielos lituanos y de honrar la memoria de ‘Roma’ (Romualdas) Marcinkus, que aprendió a volar en la citada base, y llegaría a convertirse en auténtica leyenda.

Roma Marcinkus fue pionero en muchos campos, y el primero de ellos fue el fútbol, en el que destacó como jugador primero, y posterior entrenador. Su nombre está escrito con letras doradas en la historia de este deporte en Europa. La lesión que le apartó de los terrenos de juego le impulsaría, no obstante, a los campos de la aviación.

Pronto se convirtió en uno de los mejores pilotos de la joven Fuerza Aérea de Lituania, que durante el período de entreguerras llegó a tener aviones de producción propia. Marcinkus fue también pionero en hazañas de aviación, como la que protagonizó en 1934, junto a otros dos ases lituanos, Liorentas y Gustaitis, con los que recorrió Europa en un trayecto de 10.000 kilómetros, durante el que visitaron doce países, una hazaña considerable en aquellos tiempos.

HÉROE DE LA RAF

Con el estallido de la Segundo Guerra Mundial, Marcinkus, que fue entrenador de pilotos y responsable también del adiestramiento de paracaidistas de las Fuerzas Armadas de Lituania, decidió abandonar su país en 1940 tras su ocupación por las tropas soviéticas, que disolvieron la aviación militar lituana. Por ello viajó a París y se unió a la Fuerza Aérea francesa, hasta que el país claudicó ante los alemanes. Lejos de desistir, se trasladó entonces a Inglaterra, donde la Real Fuerza Aérea británica (RAF) lo acogió con los brazos abiertos para defender el país de la agresión nazi.

Como piloto de ‘Hurricane’ de la RAF participó en numerosas batallas aéreas y logró un considerable número de derribos. Durante una de las misiones para destruir infraestructuras nazis su avión fue derribado, cayendo al mar.

LA GRAN EVASIÓN

Marcinkus logró sobrevivir, y fue capturado por los alemanes, que le trasladaron al tristemente célebre Stalag Luft III, un campo construido por los nazis en Sagan (hoy Polonia) para albergar a prisioneros de las fuerzas aéreas aliadas. En este campo tuvo lugar una de las fugas más célebres de toda la contiene, que luego sería llevada al cine en 1963 en la película ‘La gran evasión’.

En la madrugada del 24 al 25 de marzo de 1944, cerca de 200 prisioneros trataron de escapar del campo a través de un túnel de más de 100 metros excavado durante meses. La dureza de la tierra congelada dificultó el escape, y a ello se unió un error de cálculo, que hizo que la salida se abriera demasiado cerca de las vallas vigiladas por los guardias. Finalmente, cuando saltaron las alarmas en el campo, solamente 87 prisioneros habían escapado, aunque a 11 los capturaron poco después en el bosque cercano.

No obstante, la fuga de oficiales desató una caza sin precedentes en toda Alemania, con una movilización general de efectivos para su captura. La inmensa mayoría fueron detenidos de nuevo por las tropas alemanas y asesinados en el viaje de regreso al campo. Violando todas las reglas de la ley de guerra, los nazis quisieron dar un escarmiento y mataron a 50 de los huidos, entre ellos a Marcinkus. Su cuerpo fue incinerado en las calderas del campo, pero sus compañeros conservaron sus cenizas, que hoy se encuentran en su tumba en el cementerio británico de Poznan.

Durante la etapa bajo dominio soviético la figura de Marcinkus estuvo silenciada, y no fue hasta la independencia de Lituania, en 1994, cuando comenzó a recuperarse su historia en la opinión pública.

En 2004, Lituania se unió a la OTAN y con su ayuda unida a la de Estados Unidos, la Fuerza Aérea ha mejorado las instalaciones de Siauliai, que acoge actualmente numerosas edificaciones en sus 33 hectáreas de extensión, y desde la que operan los cazas de la Policía Aérea del Báltico, que son ocho F-18 Hornet españoles y cuatro aviones JAS 39 Gripen de la Fuerza Aérea de la República Checa.

El contingente español lo componen 140 militares (125 hombres y 15 mujeres), que en su mayoría pertenece al Ejército del Aire, y están ubicados principalmente en Siauliai, donde una de las plataformas se bautizó con el nombre de Romualdas Marcinkus, a petición de los británicos.

(SERVIMEDIA)
23 Mayo 2022
MGN/pai/jfl