La huelga produjo, en su opinión, una "paralización del país, No fue sólamente una huelga industrial, agraria y de servicios, sino de solidaridad ciudadana enorme, con una actitud pacífica de todo el mundo".

Romero añadió que el Gobierno "ha llevado al BOE y al Parlamento una normas que no ha querido negocir con los sindicatos, con un dogmatismo y una intransigencia enorme, y ahora debe sentarse a negociar porque el respaldo de la sociedad española a los sindicatos hace que éstos deban acudir a la mesa de negociación y ver algunos temas muy negativos de estas reformas laborales".

Finalmente, reiteró que el Ejecutivo debe sentarse a negociar "porque es lo que debe hacer un gobierno de un país democrático".