La repercusión internacional de la polémica, vinculada a la popularidad de la artista, ha abierto una nueva discusión sobre el nivel de cumplimiento de las normativas urbanísticas y medioambientales en el marco de eventos y rodajes impulsados por celebridades.

El Consistorio madrileño confirmó que efectivamente Rosalía no tramitó ningún permiso y ahora están valorando si se le abrirá un expediente sancionador. Algo que sí ocurrió en el caso de su compañera de profesión Katy Perry, que fue multada en el verano de 2023 por emplear las Islas Baleares, sin previa autorización, como set de rodaje para el videoclip de su sencillo ‘Lifetimes’.

La productora responsable del videoclip realizó el pago de 6.001 euros de forma inmediata después de la decisión adoptada en Mallorca.

En su momento, ambientalistas de Baleares expresaron su indignación después de que Katy Perry filmara en un área protegida, considerada una ‘joya natural local’: el Parque Natural de Ses Salines, que incluye playas y sistemas de dunas entre los mejor conservados de Baleares, así como una franja del Mediterráneo declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.

CASOS PARALELOS

Este caso reavivó entonces el debate, ya iniciado, sobre el impacto de producciones audiovisuales en emplazamientos únicos del país. La normativa prohíbe expresamente el acceso a determinadas áreas sensibles, (incluidas las dunas de S’Espalmador) y tramos de costa en Formentera e Ibiza.

Esos espacios sensibles pueden serlo no sólo por su valor ecológico, también cultural, ideológico o religioso. Así, el rodaje del videoclip 'Ateo' de C. Tangana 'perreando' en la catedral de Toledo provocó la guerra entre el deán y el arzobispo. La grabación del trabajo audiovisual en la catedral fue defendida por el deán y fuertemente criticada por el arzobispado.

La grabación desencadenó el desencuentro entre el deán y el arzobispo de Toledo. Este ultimó aseguró que "desconocía el proyecto", y el deán reconoció que aceptó el pago 15.000 euros destinados a obras sociales de la catedral. Mientras, el Cabildo de la Catedral justificó la grabación y el deán de la Catedral acabó dimitiendo.