RUPEREZ: "EL GOBIERNO HA ENTRADO EN UNA DINAMICA ABSOLUTAMENTE ESQUIZOFRENICA"
-¿Existen diferencias entre la política exterior del Gobierno y la que propone el PP?
- No hay diferencias básicas en cuanto al marco general de actuación, y por tal entiendo una definición de país occidental, miembro de la OTAN, de la Comunidad Europea y de la UEO. No hay, como en su momento hubo, una pelea casi por el ser de España. Pero hay matices. Nuestra conepción de la seguridad está mucho más basada en la OTAN que en la UEO; somos bastante menos pro franceses, y tendemos a ser menos pragmáticos que el PSOE.
-¿A qué se refiere cuando habla de pragmatismo?
-Me refiero a una política de derechos humanos. En el documento conjunto que aprobamos sobre cooperación al desarrollo hay una referencia muy clara a la cláusula democrática para las relaciones económicas exteriores, y la verdad es que el Gobierno se olvida sistemáticamente de ese tipo de planteamentos.
-El PSOE les echó en cara que en el momento en que se efectuaba ese viaje criticasen que se estaba haciendo poco hincapié en los derechos humanos.
-Pero eso es absolutamente norma. No creo que hayamos puesto en peligro ni en ese momento, ni en el momento en que se estaba negociando en Edimburgo, ninguna concepción básica ni ninguna gestión básica de la política exterior. En cualquier caso, tengo que decir que vivimos en un sistema, afortunadamente, democrático, en donde la capacidad no únicamente de la oposición sino de cualquier ciudadano para hacer conocer su voz tiene que ser absolutamente libre.
-¿El Tratado de Maastricht está muerto?
-Espero y deseo que no. Maastrich ha tenido mala suerte histórica, mala coyuntura. Ha coincidido con varios factores de inestabilidad relativamente imprevisibles. Primero, un factor de cambio radical en las circunstancias históricas. La desaparición de la Unión Soviética y todo lo que ha comportado ha traído unas inestabilidades graves.
-¿Pero se podrá cumplir?
-Maastricht son muchas cosas. Desde el punto de vista económico es muy probable que nos veamos abocados a un retraso en los plazos previstos. Pero eso es quizás lo menos importante. Si la integración del mercado único no se cumple en 1997, laverdad es que tampoco pasa gran cosa. Lo que sí tenemos que preguntarnos nosotros es si estamos en situación de cumplir los plazos, y ahí la pregunta empieza a recibir respuestas más bien dudosas.
-¿Por qué?
-Uno de los errores básicos del Gobierno español ha sido confiar en una cierta capacidad taumatúrgica de Europa para solucionar nuestros problemas. Sin darse cuenta o sin querer reconocer que nuestros problemas nos los solucionamos nosotros mismos. Europa es una red de seguridad, un marco de olidaridad, pero todo eso no es suficiente si no hay una capacidad propia suficiente. Y se ha demostrado que no existe esa capacidad propia. El Gobierno se encuentra en una pésima situación desde ese punto de vista, y el país también. Tenemos preguntas a las cuales tenemos que dar conjuntamente respuestas.
-¿Dígame una?
-Hay una respuesta inmediata, que el presidente convoque elecciones cuanto antes. Es evidente que con la incertidumbre que este mismo Gobierno ha generado, no hay ningún agente ecnómico o político que esté en situación de poner en marcha las medidas necesarias para cumplir esos plazos. El Ejecutivo ha entrado en una dinámica absolutamente esquizofrénica. Por una parte, todos los días repite que quiere cumplir los extremos del plan de convergencia y, por otra parte, lo que es evidente es que cada día hace todo lo posible para no cumplirlos.
-¿Se refiere al desempleo?
-Decir, como hace Solchaga, que no está el tema del desempleo en Maastricht es de una cierta deshonestidad ntelectual. Lo que uno presume es que Maastricht fija cinco criterios y entiende que con su cumplimiento, se produce una situación económica lo suficientemente saneada como para que no haya desempleo. Eso de cargar el desempleo a Maastricht me parece una peligrosa deshonestidad.
-¿Le preocupa que los españoles, antes muy ilusionados con Europa, se estén colocando entre los más críticos con la construcción europea?
-Sí. En algún sentido me lo esperaba. Tampoco era normal que mantuviéramos colectivamente esa ilusión europeista tan ideal y tan acrítica. La verdad es que no hay una mayoría que diga vayámosnos de Europa. Esono existe y posiblemente no existirá. Posiblemente algunas de las críticas que en este momento se producen sean también tan acríticas como en su momento las alabanzas.
-¿Le sorprendió la concesión del premio Carlomagno a Felipe González?
-Bueno. Siempre hay dos versiones de los hombres políticos, la interior y la exterior. Hay que recordar que el Churchill que ganó la guerra, inmediatamente después perdió las elecciones. Los hombres políticos pierden su aúrea dentro antes de lo que la perden fuera, porque dentro siempre hay una visión mucho más crítica.
-¿Cómo ve la posibildad de que los soldados españoles vuelvan de Bosnia, si la ONU no canaliza fondos?
-La verdad es que me lo replantearía muy seriamente, porque la tarea que estamos desarrollando ha sido importante para la población bosnia y también para la experiencia que han adquirido nuestras tropas, pero en este momento la defensa española está bajo mínimos y la operación en un periodo de seis meses nos iba a costar unos cinco mil millones de pesetas, y quizás sean más.
-¿Si la situación en España está tan mal, por qué su partido no ha presentado una moción de censura?
-Las mociones de censura constructivas tienen no sólo un efecto literal, censurar al Gobierno, sino que también tiene un efecto político y parlamentario complicado, porque son mociones de censura con candidato alternativo. Pueden tener también una efectividad adicional, que en su momento utilizaron arteramente los socialistas, que es desgastar al Gobierno.
-¿No refleja todo eso miedo a un debate de esas características?
-No. Perdón, perdón... censura hay, lo que puede no haber es moción. Censura hay continuamente, mañana, tarde y noche, en todos los debates parlamentarios. Nosotros estamos esperando el debate sobre el estao de la nación, que hubiera sido claramente un debate de censura sin moción. No sólo no hay miedo, sino que hay profunda decepción. Aznar está frustrado por el hecho de no tener una ocasión para enfrentarse de arriba a abajo con el presidente del Gobierno.
-¿Usted está a gusto teniendo como compañero en el Comité Ejecutivo al presidente de Cantabria, Juan Hormaechea?
-Con independencia de lo que piense de éste o aquel compañero de partido, no voy a manifestarme de manera crítica y pública sobre nnguno de ellos. Yo suscribo plenamente las palabras pronunciadas por el secretario general en el congreso del partido. La verdad es que Hormaechea es lo suficientemente parco en sus asistencias como para no tener que darnos lugar a manifestarnos sobre si nos gusta o no compartir su presencia allí.
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Javier Rupérez, portavoz del Partido Popular en la comisión de Exteriores del Congreso, asegura que "el Gobierno ha entrado en una dinámica absolutamente esquizofrénica, ya que todos los días repite que quiere cumplir los extremos del plan de convergencia y cada día hace todo lo posible para no cumplirlos".
En una entrevista concedida a Servimeda, Rupérez destaca que el Ejecutivo olvida sistemáticamente el respeto a los derechos humanos en las relaciones económicas exteriores.
-¿Existen diferencias entre la política exterior del Gobierno y la que propone el PP?
- No hay diferencias básicas en cuanto al marco general de actuación, y por tal entiendo una definición de país occidental, miembro de la OTAN, de la Comunidad Europea y de la UEO. No hay, como en su momento hubo, una pelea casi por el ser de España. Pero hay matices. Nuestra conepción de la seguridad está mucho más basada en la OTAN que en la UEO; somos bastante menos pro franceses, y tendemos a ser menos pragmáticos que el PSOE.
-¿A qué se refiere cuando habla de pragmatismo?
-Me refiero a una política de derechos humanos. En el documento conjunto que aprobamos sobre cooperación al desarrollo hay una referencia muy clara a la cláusula democrática para las relaciones económicas exteriores, y la verdad es que el Gobierno se olvida sistemáticamente de ese tipo de planteamentos.
No digo que sea fácil, y a lo mejor tampoco es deseable llevar una política exterior exclusivamente basada en el respeto a los derechos humanos, pero hay que encontrar un equilibrio, y el Gobierno ha decidido que ese equilibrio está en hacer negocios, como, por ejemplo se pone de relieve en el caso de China.
-El PSOE les echó en cara que en el momento en que se efectuaba ese viaje criticasen que se estaba haciendo poco hincapié en los derechos humanos.
-Pero eso es absolutamente norma. No creo que hayamos puesto en peligro ni en ese momento, ni en el momento en que se estaba negociando en Edimburgo, ninguna concepción básica ni ninguna gestión básica de la política exterior. En cualquier caso, tengo que decir que vivimos en un sistema, afortunadamente, democrático, en donde la capacidad no únicamente de la oposición sino de cualquier ciudadano para hacer conocer su voz tiene que ser absolutamente libre.
-¿El Tratado de Maastricht está muerto?
-Espero y deseo que no. Maastrich ha tenido mala suerte histórica, mala coyuntura. Ha coincidido con varios factores de inestabilidad relativamente imprevisibles. Primero, un factor de cambio radical en las circunstancias históricas. La desaparición de la Unión Soviética y todo lo que ha comportado ha traído unas inestabilidades graves.
Segundo, esas inestabilidades han incidido en una situación de recesión económica. Tercero, cuando se producen toda esa serie de factores acumulados, cualquier tipo de esquema de integración sufre, poque la gente se refugia en lo que tiene más próximo, en el estado nacional e incluso en la tribu, si se me apura. Pero yo sigo creyendo en Maastricht, en el aliento de Maastricht y en los puntos fundamentales recogidos en el tratado.
-¿Pero se podrá cumplir?
-Maastricht son muchas cosas. Desde el punto de vista económico es muy probable que nos veamos abocados a un retraso en los plazos previstos. Pero eso es quizás lo menos importante. Si la integración del mercado único no se cumple en 1997, laverdad es que tampoco pasa gran cosa. Lo que sí tenemos que preguntarnos nosotros es si estamos en situación de cumplir los plazos, y ahí la pregunta empieza a recibir respuestas más bien dudosas.
-¿Por qué?
-Uno de los errores básicos del Gobierno español ha sido confiar en una cierta capacidad taumatúrgica de Europa para solucionar nuestros problemas. Sin darse cuenta o sin querer reconocer que nuestros problemas nos los solucionamos nosotros mismos. Europa es una red de seguridad, un marco de olidaridad, pero todo eso no es suficiente si no hay una capacidad propia suficiente. Y se ha demostrado que no existe esa capacidad propia. El Gobierno se encuentra en una pésima situación desde ese punto de vista, y el país también. Tenemos preguntas a las cuales tenemos que dar conjuntamente respuestas.
-¿Dígame una?
-Hay una respuesta inmediata, que el presidente convoque elecciones cuanto antes. Es evidente que con la incertidumbre que este mismo Gobierno ha generado, no hay ningún agente ecnómico o político que esté en situación de poner en marcha las medidas necesarias para cumplir esos plazos. El Ejecutivo ha entrado en una dinámica absolutamente esquizofrénica. Por una parte, todos los días repite que quiere cumplir los extremos del plan de convergencia y, por otra parte, lo que es evidente es que cada día hace todo lo posible para no cumplirlos.
-¿Se refiere al desempleo?
-Decir, como hace Solchaga, que no está el tema del desempleo en Maastricht es de una cierta deshonestidad ntelectual. Lo que uno presume es que Maastricht fija cinco criterios y entiende que con su cumplimiento, se produce una situación económica lo suficientemente saneada como para que no haya desempleo. Eso de cargar el desempleo a Maastricht me parece una peligrosa deshonestidad.
Pero es que además no se cumple el plan de convergencia, no estamos en ninguno de los términos previstos, ni en inflación, ni en déficit, ni en deuda... Hay que revisar cuales son las estructras productivas del país y sus posiilidades. Y ahí, Maastricht no es la tabla de salvamento, es un elemento de referencia y un permanente examen de conciencia sobre nuestras posibilidades.
-¿Le preocupa que los españoles, antes muy ilusionados con Europa, se estén colocando entre los más críticos con la construcción europea?
-Sí. En algún sentido me lo esperaba. Tampoco era normal que mantuviéramos colectivamente esa ilusión europeista tan ideal y tan acrítica. La verdad es que no hay una mayoría que diga vayámosnos de Europa. Esono existe y posiblemente no existirá. Posiblemente algunas de las críticas que en este momento se producen sean también tan acríticas como en su momento las alabanzas.
Lo que me produce una cierta preocupación es que se esté dando lugar en España y en otras partes a determinados renacimientos nacionalistas. Y por esto no entiendo lo que es el sano patriotismo, la referencia a lo que es la nación en el sentido más amplio, sino la reaparición de impulsos nacionalistas pequeños, parroquiales o casi tribaes. Y que tienen un contexto, que no es tanto el que Maastricht sea bueno o malo, en donde están la recesión, las incertidumbres, las inestabilidades. Eso sí que es preocupante.
-¿Le sorprendió la concesión del premio Carlomagno a Felipe González?
-Bueno. Siempre hay dos versiones de los hombres políticos, la interior y la exterior. Hay que recordar que el Churchill que ganó la guerra, inmediatamente después perdió las elecciones. Los hombres políticos pierden su aúrea dentro antes de lo que la perden fuera, porque dentro siempre hay una visión mucho más crítica.
Estoy tan convencido de que la época de Felipe González ha llegado a su fin, que en esa perspectiva produce una cierta extrañeza que se le conceda el premio Carlomagno. De todas formas ha sido presidente del Gobierno durante diez años y qué duda cabe que ha encarnado una determinada manera de verse a España en Europa. Entendamos que es un premio concedido a un esfuerzo de todo un pueblo para estar en Europa.
-¿Cómo ve la posibildad de que los soldados españoles vuelvan de Bosnia, si la ONU no canaliza fondos?
-La verdad es que me lo replantearía muy seriamente, porque la tarea que estamos desarrollando ha sido importante para la población bosnia y también para la experiencia que han adquirido nuestras tropas, pero en este momento la defensa española está bajo mínimos y la operación en un periodo de seis meses nos iba a costar unos cinco mil millones de pesetas, y quizás sean más.
Es mucho dinero sobre todo cuando ese diero no existe. Soysensible a los planteamientos del propio Gobierno. Hay que intentar imaginar si las Naciones Unidas como organización tienen posibilidad de atender a todo o a parte de esos gastos y, si no, que el Gobierno reconsidere la situación y que la plantee en Las Cortes.
-¿Si la situación en España está tan mal, por qué su partido no ha presentado una moción de censura?
-Las mociones de censura constructivas tienen no sólo un efecto literal, censurar al Gobierno, sino que también tiene un efecto político y parlamentario complicado, porque son mociones de censura con candidato alternativo. Pueden tener también una efectividad adicional, que en su momento utilizaron arteramente los socialistas, que es desgastar al Gobierno.
Yo descarto que un partido como el PP conciba la utilización de una moción de censura exclusivamente a efectos de desgastar al Gobierno, sobre todo en momentos complicados, como es éste. Segundo, la moción de censura hay que calcularla milimétricamente en su efects, porque al final de la moción de censura hay una votación para un candidato alternativo, eventualmente negativa. Y tercero, suponiendo que efectivamente la moción de censura se hiciera, tampoco la ibamos a anunciar previamente.
-¿No refleja todo eso miedo a un debate de esas características?
-No. Perdón, perdón... censura hay, lo que puede no haber es moción. Censura hay continuamente, mañana, tarde y noche, en todos los debates parlamentarios. Nosotros estamos esperando el debate sobre el estao de la nación, que hubiera sido claramente un debate de censura sin moción. No sólo no hay miedo, sino que hay profunda decepción. Aznar está frustrado por el hecho de no tener una ocasión para enfrentarse de arriba a abajo con el presidente del Gobierno.
-¿Usted está a gusto teniendo como compañero en el Comité Ejecutivo al presidente de Cantabria, Juan Hormaechea?
-Con independencia de lo que piense de éste o aquel compañero de partido, no voy a manifestarme de manera crítica y pública sobre nnguno de ellos. Yo suscribo plenamente las palabras pronunciadas por el secretario general en el congreso del partido. La verdad es que Hormaechea es lo suficientemente parco en sus asistencias como para no tener que darnos lugar a manifestarnos sobre si nos gusta o no compartir su presencia allí.
(SERVIMEDIA)
27 Feb 1993
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