Asimismo, la compañía explicó que la pasajera hizo su reserva de vuelo el 17 de diciembre y solicitó el transporte de su silla de ruedas eléctrica el 25 de enero, es decir, el día antes del vuelo, pero “no proporcionó la información requerida para el transporte de su silla de ruedas (marca, peso, tipo de batería, dimensiones)”, detalló la entidad.

Igualmente, el mismo 25 de enero, a las 19.00 horas, la compañía envió a la pasajera un correo electrónico en el que se le pedía que rellenase un ‘formulario de carga de dispositivos eléctricos de movilidad’ para confirmar los datos de su silla de ruedas.

En él se especificó que la silla de ruedas de esta pasajera debería cumplir unas restricciones específicas de batería, dimensiones y peso para ser aceptada en su vuelo y la viajera no respondió a esta solicitud por correo electrónico, según la aerolínea.

Además, Ryanair afirmó que “si esta pasajera hubiera respondido a la solicitud de Ryanair para que facilitara las dimensiones de su silla de ruedas, habría sido informada de que su silla de ruedas no sería aceptada para el transporte”.

Por otra parte, la empresa expresó que “a la pasajera se le ofreció un traslado gratuito en el siguiente vuelo disponible de Ryanair, a condición de que viajara sin su silla de ruedas eléctrica, que no cumplía las directrices de seguridad”.

La viajera no aceptó esta opción y no viajó, y Ryanair “le reembolsó íntegramente el importe de los billetes de avión no utilizados por ella y sus acompañantes”, concluyó la entidad.