Entre otras medidas, Sánchez anunció un impuesto a las entidades bancarias “excepcional y temporal”, que tendrá una duración de dos años y que recaudará en torno a 1.500 millones de euros al año. También desveló que el Gobierno aprobará un impuesto a las grandes empresas eléctricas, gasistas y petroleras para el mismo periodo de tiempo, con el que prevé recaudar 2.000 millones de euros al año.

Estas dos medidas, exigidas en reiteradas ocasiones por sus socios de gobierno y de investidura, apenas recabaron unos aplausos tímidos de los diputados de Unidas Podemos, frente al silencio de ERC y EH Bildu. Por su parte, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se limitó a tomar notas a medida que Sánchez enunciaba las medidas. Este mismo escenario se repitió cuando el presidente del Gobierno anunció la gratuidad de los abonos de Renfe de Cercanías, Rodalies y media distancia desde el 1 de septiembre al 31 de diciembre.

No obstante, Díaz sí aplaudió las reivindicaciones sociales de Sánchez, el desbloqueo de la Ley de Vivienda, así como la beca complementaria de 100 euros mensuales para todos los estudiantes mayores de 16 años que ya disfrutan de una ayuda. ERC y Bildu, en cambio, mantuvieron su indiferencia.

‘CARA A CARA’ CON FEIJÓO

Sánchez dedicó también una serie de mensajes contra las recetas económicas del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien presenció el debate desde el escaño presidencial de su grupo parlamentario, aunque sin ningún cruce de miradas.

Cuando invitó a los españoles “a desconfiar de quienes ofrecen falsos remedios a problemas reales” no miró a la bancada popular, donde Feijóo fijaba su mirada sobre la tribuna del orador.

Tampoco lo hizo después, cuando sí señaló con la mano al PP para afearles sus recursos judiciales contra los avances sociales que defiende el Gobierno. Entonces el líder de los populares adoptó una postura de ignorancia hacia Sánchez y prefirió compartir sus reflexiones con la secretaria general y encargada de fijar la posición del PP en el debate, Cuca Gamarra.