Sánchez aterrizó este jueves en Belém, Brasil, para participar al día siguiente en la Cumbre del Clima, COP30, con dos objetivos muy claros: movilizar al resto de países para ser más ambiciosos en cuanto a la lucha contra la emergencia climática y seguir posicionando a España como referente en energías limpias explicando las oportunidades que supone esto para la transformación y modernización de la industria, así como para las cadenas de valor a nivel global.

El presidente del Gobierno se hizo una foto de familia junto a 43 mandatarios internacionales y líderes de la Unión Europea para intervenir después en el plenario general y, posteriormente, en una mesa dedicada a la transición energética. El presidente explicó a todo aquel que se le acercó que el liderazgo de España y su hoja de ruta de expansión de energías renovables se traduce en una mayor competitividad, certidumbre y seguridad para el país. De hecho, España ha llegado a alcanzar en los últimos diez años una aportación de más del 56% de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables y a precios más competitivos, según apuntó él mismo en su segunda intervención.

Sánchez no fue sólo. Le acompañó la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, quien se quedará más días porque el lunes comienza la negociación para que la comunidad internacional pacte cómo combatir el calentamiento global.

Así, el presidente reivindicó la ambición de España a la hora de consolidar la posición de nuestro país como referente internacional en el desarrollo de las tecnologías del hidrógeno verde. Pero también, iba preparado con tres principales objetivos en los que España busca incidir a nivel internacional y también con motivo de esta cumbre.

LAS LÍNEAS DE ESPAÑA

Las tres principales líneas que defendió el Ejecutivo fueron la de lograr avances en el ámbito de la mitigación del cambio climático; avanzar para que se cumpla lo anteriormente acordado respecto a financiación climática y avanzar en la agenda de adaptación para que todos los países se comprometan con una métrica conjunta para que se puedan medir los avances en esta materia.

Respecto a la mitigación, fuentes del Gobierno explicaron la importancia de cumplir los compromisos alcanzados en el Acuerdo de París y en la convención de Naciones Unidas para la lucha contra el cambio climático, lo que se denominan las contribuciones nacionales determinadas (NDCs).

Esta semana, la UE logró un acuerdo para asistir a esta cumbre con su propia contribución, donde España jugó un papel importante, según desvelaron fuentes del Ejecutivo. Así se propuso en el plenario general de la cumbre un recorte del 90% de las emisiones para el año 2040.

La UE acordó mantener el mismo objetivo que se acordó en septiembre en los márgenes de la Asamblea General de Naciones Unidas y que se trata de mantener el compromiso de emisiones de entre el 66,2% y el 72,5% vinculado a las sendas de reducción establecidas para alcanzar los objetivos en 2040 de reducción al 90 % y en 2050 una reducción del 100% o alcanzar la neutralidad climática.

Se trata de un objetivo ambicioso que fuentes de Moncloa recalcaron que está alineado con la ciencia y permite mantener el liderazgo europeo en el escenario internacional en materia de lucha contra el cambio climático. Todo ello marcado por un contexto geopolítico complejo, en referencia al despliegue militar de Estados Unidos en aguas internacionales del Caribe, donde atacó a presuntas narcolanchas venezolanas.

Respecto a la financiación climática, la presidencia de la anterior cumbre, la COP29 celebrada en Bakú, Azerbayán, pactó la llamada 'Hoja de ruta de Bakú a Belém' en la que se acordó entonces alcanzar una cifra total de movilización de financiación pública y privada de 300.000 millones anuales movilizada a través de actuaciones con la finalidad de conseguir un objetivo aspiracional de 1,3 billones de euros. Este ultimo objetivo incluía financiación privada directa y recursos domésticos para los países receptores. La postura de España, en este caso, es que se cumplan los acuerdos anteriormente pactados respecto a financiación antes de pedir mayores cuotas.

Además de en este foro, España también participa en otras reuniones como el G20 de la OTAN, donde existe un foro específico para abordar entre todos los países miembros esta misma cuestión, según recordaron fuentes gubernamentales. Asimismo, España organizó el pasado 30 de junio la Cumbre de para la Financiación y el Desarrollo de la ONU en Sevilla en la que España empujó al resto de países para firmar iniciativas concretas respecto a la financiación de los países en vías de desarrollo como la del Centro Global para los gastos de la deuda en la que también participa el Banco Mundial o la cláusula de suspensión de deuda que permite aplazar pagos en situaciones de crisis, incluida la climática. Por lo tanto, se espera que de esta cumbre también salga una movilización importante de fondos y compromisos para alcanzar entre todos los países participantes un objetivo de financiación ante la emergencia climática.

Así, Sánchez reiteró que "España cumple con sus compromisos" para apostillar que "cumplimos con el objetivo de financiación climática internacional, superando los 1.700 millones de euros en 2024". Cabe recordar que España se comprometió en la pasada cumbre de Glasgow de 2021 a incrementar la financiación climática nacional hasta alcanzar los 1.350 millones y en 2024 no sólo superó ese compromiso sino que supera ya los 1.700 millones de euros.

Por último, el tercer objetivo que defendió el Gobierno en esta cumbre es en la agenda de adaptación climática. Se trata de acordar todos los países una métrica para que sea más fácil cumplir con los avances en materia de adaptación. Fuentes de Moncloa destacaron que se trata de una negociación extremadamente compleja porque se trata de definir indicadores específicos en materia de adaptación que sean comunes, aplicables y, sobre todo, homologables ante el conjunto de la comunidad internacional.

El presidente también mantuvo una reunión bilateral en los márgenes de esta cumbre con el presidente de Siria, Ahmed Hussein Al-Sharaa, para mostrarle su apoyo hacia una transición "pacífica, justa e inclusiva", algo que consideró "clave" para alcanzar la paz en Oriente Medio. Esta reunión también se produce en un contexto donde ayer mismo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) acordó levantar sanciones contra el presidente sirio, también lo hizo el Reino Unido, y próximamente se prevé que lo haga la UE, donde hay varias resoluciones del Consejo Europeo que van hacia la dirección de facilitar una transición pacífica.

Tras esta cumbre amazónica, el presidente aterrizó ayer por la noche en Santa Marta, Colombia, donde fue recibido con honores para participar este sábado en la cumbre entre la UE y la Celac, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en la que también estará Lula da Silva. Su homólogo brasileño condicionó su participación a que los reunidos debatieran sobre el gran despliegue militar de Estados Unidos frente a Venezuela y, pese a que no se busca que este tema sea el asunto principal de la cumbre, en el Gobierno dan por hecho que será un tema muy discutido en los pasillos y los márgenes de ésta.