Así lo dijo en su respuesta a la intervención de la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, en la segunda jornada del Debate sobre el estado de la Nación, después de que ésta criticara que “el modelo de la Transición no es una herencia" sino "una hipoteca para los pueblos y para los trabajadores”, “una hipoteca que se resume en la imposición de un régimen monárquico".

Tras estas palabras, el presidente realizó un “par de matizaciones” porque “la Constitución Española no fue una imposición, sino que fue refrendada por la voluntad asocial de nuestro país y que a la Transición, al final, con sus muchas luces y sus pocas sombras, hay que reconocer que nos ha traído la mejor etapa de la historia de nuestro país”.

“Fuimos uno de los partidos, el único partido que queda en pie que participó de manera activa en la arquitectura y la redacción de la Constitución”, recordó Sánchez después de presumir que, aunque “tenemos que mejorar, sin duda alguna”, España tiene una “nota muy superior” a las democracias consolidadas del entorno.

En este sentido, dijo que la revista ‘The Economist’ sitúa a España “entre una de las 25 democracias más consolidadas del mundo”. “Tenemos un problema más de corte, no de arquitectura institucional, de actitud democrática por parte de algunos grupos parlamentarios en la actitud obstruccionista”.

En este caso, dijo, el foco hay que ponerlo en el "principal partido de la oposición, que continúa, después de 1.000 días, bloqueando la renovación del TC y el CGPJ”, recriminó el jefe del Ejecutivo.