Sebastián llegó al Congreso poco antes de las once de la mañana con camisa y chaqueta, pero sin corbata, y se dejó ver llegando así a las puertas de la sala donde se reunía la comisión, pero antes de entrar se dirigió a un baño cercano.

Minutos después salía del baño con corbata, perfectamente conjuntada con el resto del atuendo. Preguntado por los medios de comunicación, respondió que se la había puesto porque así se lo solicitó el presidente del Congreso, José Bono, y "por respeto a los trabajadores" de la Cámara.

Fue la primera semana de julio cuando, durante una sesión plenaria, Bono hizo llegar mediante un ujier una corbata al ministro de Industria, único miembro del Gobierno que no la llevaba.

Ese mismo día Sebastián explicó que había dado permiso a los trabajadores del Ministerio para acudir sin corbata a todos los actos no oficiales, para poder así hacer un uso más eficiente de la climatización.

Sin embargo, Bono no quedó satisfecho con esa explicación, por considerar que las sesiones del Congreso son siempre oficiales.

A juzgar por los hechos, su tesis ha convencido al ministro de Industria, que se puso la corbata aunque fuera para explicar a los diputados, precisamente, las medidas de ahorro energético impulsadas por su departamento.