Los compromisarios sevillistas apoyaron por mayoría la transformación del club en sociedad anónima, cambio exigid por la Liga de Fútbol Profesional, al considerarlo indispensable para acogerse al plan de saneamiento.

La asamblea sevillista decidió además dejar en manos de su junta directva la elección de la fórmula a seguir para acometer la mencionada transformación.

Una de las formas posibles sería el cambio absoluto en sociedad anónima, pero la directiva se inclinó por la modalidad de adscripción a sociedad anónima, aunque sus representantes manifestaron que es poco probable que sea aceptada.

Con la egunda modalidad, el Sevilla Fútbol Club podría mantener su autonomía como entidad deportiva y salvaguardar, en concepto de bienes, el estadio Ramón Sánchez Pizjuán y la ciudad deportiva.

Esta fórmula contempla la creación de una sociedad anónima paralela que únicamente ostentaría como patrimonio la plantilla del equipo.

El capital social inicial de la futura sociedad anónima del Sevilla está cifrado en 900 millones de pesetas, que serán repartidos en acciones.

Los dirigentes sevillista mostaron su inquietud por la venta de títulos, ya que existe la posibilidad de que alguna multinacional, grupo privado o particular adquiera la mayoría de las acciones y se adueñe del Sevilla.

El presidente del club, Luis Cuervas, advirtió que el peligro estriba en la especulación y atractivo que rodean al estadio y a la sociedad deportiva sevillista como rentables operaciones inmobiliarias de futuro.

Pese a ello, Cuervas confía en que "el sevillismo responda a la suscripición de acciones. Con 30.000pesetas por socio repartiríamos todo el capital, ya que ése es el número de asociados del club".