Según indicaron a Servimedia fuentes del centro, la inmensa mayoría de esos sospechosos, que los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía trasladan al hospital dese las comisarías de barrio o desde el aeropuerto de Barajas, expulsan de manera natural los alijos de estupefacientes que esconden.

Se trata de presuntos narcotraficantes -fundamentalmente de heroína y cocaína y, en menos ocasiones, de hachís- que se tragan la droga en bolsas de plástico o se la introducen en la vagina o en el ano, por lo que reciben la denominación de "culeros".

Según fuentes de la Consejería de Salud, al Hospital Gregorio Marañón, dependiente del Gobierno regional, también acudn los internos e internas de Carabanchel, lo que a veces provoca incidentes en las urgencias.

"Son pacientes difíciles, altamente conflictivos y muchos con enfermedades infecto-contagiosas, además de poco disciplinados en la regularidad en el tratamiento y la medicación, por lo que mantienen una complicada relación con el resto de los ingresados en el hospital", señaló el consejero de Salud, Pedro Sabando, en una reciente comparecencia parlamentaria.

Hasta mayo de 1990, el Hospital Gregorio Marañn tuvo una unidad específica y blindada para atender a los reclusos y detenidos madrileños.

Con el fin de tratar de solucionar los problemas que esos pacientes originan, Pedro Sabando, responsable de Salud, y otros tecnicos de su departamento, han mantenido diversas reuniones con responsables de Justicia e Interior, "aunque hasta la fecha no ha surtido efecto", indicó.

La Comunidad Autónoma de Madrid propuso a los mandos de Interior que enviasen a los detenidos a los hospitales cabecera de zona crrespondientes a cada centro de detención, con el fin de "descongestionar" el Gregorio Marañón, que es el único que hasta la fecha atiende en Madrid a esas personas acusadas de narcotraficantes.