En el partido que lidera Yolanda Díaz no comparten la mofa que el secretario de Programa de Podemos, Pablo Echenique, publicó en redes sociales el mismo martes en que se presentó el acuerdo. Un mensaje que era una sucesión de verbos como “promoveremos", "trabajaremos para", "auspiciaremos", "fomentaremos", "reformaremos", "modernizaremos", "impulsaremos", "apostaremos por", "fortaleceremos nuestro compromiso con", "culminaremos el proceso de", "revitalizaremos", "apoyaremos", “defenderemos", "facilitaremos".

Frente a esta enumeración de buenas intenciones, en el equipo negociador de Sumar se declaran “satisfechos de que cosas que nos preocupaban han conseguido tener un reflejo” en el acuerdo. “No nos valía un desiderátum”, aseguran. Y sostienen que el texto ha quedado redactado de forma que los contenidos “dan pie a una intensa negociación dentro del Gobierno”.

Fuentes de la formación de Díaz aseguran que, a finales de julio, recién celebradas las elecciones generales, el PSOE les decía que “no era necesario un acuerdo de gobierno, sino sólo repartir ministerios”, habida cuenta de que el nuevo Gobierno sería continuación del anterior y bastaría con seguir la inercia. Por el contrario, Sumar asegura que siempre fue consciente de que la existencia de un documento así supondría “un referente”, “una hoja de ruta” que evitaría ulteriores conflictos.

“Un acuerdo de coalición es muy difícil porque cada coma importa”, sintetizan en el equipo se Sumar, poniendo como ejemplos el compromiso de ampliar la cartera de servicios de la sanidad pública, concretando cuáles serán esos servicios; que un niño tenga derecho a entrar automáticamente en una guardería pública a los dos años o que el mínimo del 15% del Impuesto de Sociedades pasará a calcularse sobre el resultado contable de las empresas y no sobre la base imponible, como hasta ahora.

10.000 MILLONES PERO NO EN 2024

Éste último es un logro que en el equipo negociador se Sumar consideran “muy fuerte” y con el que esperan recaudar hasta 10.000 millones al año cuando esté perfectamente implementado. Ahora bien, reconocen que no pueden asegurar ni siquiera que empiece a ponerse en marcha en 2024.

En cambio, del gravamen a la banca y a las energéticas sólo se dice que se va a “readaptar” porque, al haber sido aprobados formalmente como temporales, no se pueden simplemente “mantener”, porque sería ilegal. Pero el propósito de esa readaptación, aseguran en Sumar, es precisamente hacerlos permanentes. El impuesto a las grandes fortunas, por su parte, se evaluará para ver cómo ha funcionado en las distintas comunidades. A Sumar le gustaría vincularlo a la financiación autonómica, pero no tienen claro que el Ministerio de Hacienda esté de acuerdo.

Con un texto así, en el partido de Díaz consideran que ”se abre la puerta a una negociación” con un presupuesto que “está labrado en mármol”. Ahora bien, a la vez son conscientes de que una vez se forme el Gobierno tocará empujar al PSOE a negociar y poner en práctica las medidas.

De ahí que el mismo martes en que presentó el acuerdo junto a Pedro Sánchez, por la tarde, en una mesa redonda en Bruselas, Díaz ya estuviera pidiendo “apoyo social” e “inteligencia colectiva” para forzar al socio mayoritario de Gobierno a poner en práctica un programa del que el portavoz de la formación, Ernest Urtasun, aseguró el jueves que “lleva más la marca de Sumar que del PSOE en muchísimos temas”. Después, en otro acto en Madrid, la vicepresidenta remarcó que el acuerdo se cumplirá en mayor medida "cuanto más abierto, fuerte y ciudadano sea Sumar".

Después de la negociación de medidas en el seno del Gobierno, vendrá la necesidad de buscar apoyo en el Congreso de los Diputados. Pero a este respecto en Sumar dicen en privado lo mismo que ya han sostenido en público algunos de sus portavoces: que el PNV y Junts, aun siendo en teoría de derechas, podrían perfectamente apoyar las medidas de izquierdas del acuerdo. Fuentes de la formación apuntaron como esperanza que, en plena rivalidad respectiva con EH Bildu y ERC, “no les va a ser fácil sustraerse" a la presión del electorado, por lo que rechazan que el PSOE justifique en ellos sus reticencias.