El detalle de los datos pone de manifiesto que el 66% de las víctimas son mujeres, frente al 34% de hombres. En cuanto a los tipos de maltratos, sigue predominando el psicológico (34%), el económico (20%), el contrario a la libertad y los derechos básicos de las personas (13%), por negligencia (13%) y por abandono (9%). En 2022 no se registró ninguna llamada denunciando casos de tipo sexual.

El 81% de las comunicaciones se correspondieron con casos acontecidos en el ámbito familiar y el 19% en instituciones, mientras que el 34% de las llamadas las efectuaron los hijos de las víctimas, el 21 las realizaron otros familiares, el 20% las propias víctimas, el 18% vecinos o personas no relacionadas directamente con ellas y el 7% profesionales.

Por territorios, la Comunidad de Madrid es la que cuenta con más casos atendidos, que representan el 24,5%, seguida de Andalucía (22,2%), Cataluña (11%), Comunidad Valenciana (9%), Canarias (6%), Castilla y León (5,3%), Galicia (4,5%), Castilla-La Mancha (4%), País Vasco (3%), Murcia (2,5%), Asturias (2,4%), Aragón (2%), Baleares (1,2%), Extremadura (1,1%), Cantabria (0,7%), La Rioja (0,4%) y Navarra (0,2%).

Confemac explicó que “detrás de cada situación de maltrato hay una violación de derechos humanos, casi siempre debido a actitudes edadistas, unas veces por sobreprotección y otras por creer que ya no cuentan”, y señaló que quienes practican el edadismo “consideran normal su conducta”.

También especificó que en las residencias de personas mayores “se siguen produciendo muchos ingresos forzados o por engaño” y señaló que “los hijos o hijas no independizados o retornados son un factor de riesgo para el maltrato”.

A su vez, denunció el “maltrato institucional” que se traduce en “las injustificadas demoras en la tramitación de las prestaciones de la llamada Ley de Dependencia y la imposición del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)”.

Por último, lamentó que resulte “muy difícil revertir las situaciones de maltrato” en las personas mayores por “autoedadismo” o por “falta de fuerzas para luchar”, por lo que incidió en la importancia de la prevención.