Cultura

‘Todo va a mejorar’, la novela con la que Almudena Grandes “se aferró a la vida”

Madrid
SERVIMEDIA

Almudena Grandes (1960-2021) escribió antes de fallecer ‘Todo va a mejorar’ (Tusquets, 2022), una novela en la que, con el confinamiento domiciliario decretado por la irrupción de la pandemia del coronavirus como telón de fondo, imaginó una España distópica gobernada por un empresario que dirige el país como un consejo de administración, y que, en el plano personal, le sirvió para “aferrarse a la vida para mantener la disciplina de la enfermedad y del tratamiento”.

El trabajo póstumo de Almudena Grandes se presentó este lunes en la Biblioteca Nacional de España (BNE) en un acto, pergeñado a guisa de coloquio, en el que participaron su viudo, el poeta, escritor y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero; el editor Juan Cerezo, que se encargó de la edición de la obra de la escritora madrileña en sus treinta años de carrera; la actriz Aitana Sánchez Gijón, que pone la voz a ‘Todo va a mejorar’ en el formato de audiolibro y que leyó dos fragmento de la novela; y la directora de la BNE, Ana Santos Aramburu.

En la primera fila del auditorio estuvieron presentes personas muy importantes en la vida del matrimonio compuesto por Almudena Grandes y Luis García Montero, como su hija Elisa y el periodista Jesús Maraña, amigo de la pareja.

‘Todo va a mejorar’, que llegará a las librerías mañana, reflexiona sobre la situación en España en un futuro próximo, un momento en el que un partido denominado Movimiento Ciudadanos ¡Soluciones Ya! ha arrasado en las urnas. Tras esta formación, se esconde la figura de un empresario de éxito que dirige el Consejo de Ministros como un consejo de administración, y que, tras una serie de acontecimientos, va restringiendo las libertades. Únicamente un grupo de ciudadanos anónimos se atreverá a enfrentarse al poder establecido.

En su intervención, García Montero recordó que Almudena Grandes “se agarró a la novela porque era una forma de agarrarse a la vida”, cuando estaba preparando el sexto y último volumen de sus ‘Episodios de una guerra interminable”, que iba a llevar por título ‘Mariano en el Bidasoa’.

En aquel momento, irrumpió la pandemia y la reacción de Almudena Grandes fue análoga a la que tuvo con ‘Los besos en el pan’: “analizar la realidad que nos rodeaba, como hacemos los escritores”.

Decidida a ello, el 1 de abril de 2020, 18 días después de la aprobación del estado de alarma, la escritora madrileña comenzó a tomar notas para su proyecto, cuya primera línea escribió el 7 de mayo, coincidiendo con el día de su cumpleaños. El 20 de septiembre, fecha en que le diagnosticaron el cáncer que acabó con su vida, supuso un punto de inflexión para el desarrollo de la novela, ya que fue “la tabla que le sirvió para aferrarse a la vida para mantener la disciplina de la enfermedad y del tratamiento”.

A pesar de ello, unas semanas antes de su fallecimiento, ante la certeza de que la muerta era “una realidad”, y agotada por la enfermedad, dejó de escribir y “me pidió que la terminara con dos condiciones: una, que la editara Tusquets; y la otra, que yo redactase el final” a partir de las anotaciones que ella dejó escritas en un cuaderno.

En ese sentido, García Montero explicó que cumplió la comisión de Almudena Grandes “sin querer hacer literatura, ni mi propio final, sino siendo fiel a sus anotaciones”. Sí confesó que acordó con su mujer añadir un epílogo, en el que se incluyera el proceso de creación de la obra.

‘Todo va a mejorar’ “tiene mucho que ver con el mundo de Almudena”, quien ante el éxito de su primera novela –‘Las edades de Lulú’ (1989)- se vio en la disyuntiva de elegir entre ser “escritora o famosa”, eligiendo lo primero, lo que tuvo su reflejo en su segundo trabajo –‘Te llamaré Viernes’ (1991)’-, “el más complejo de leer”.

García Montero expuso que la obra póstuma de su mujer tiene como hilo común con los ‘Episodios de una guerra interminable’ la reivindicación del resistente anónimo, del ciudadano pedestre que se rebela ante las injusticias para vivir en un país que merezca la pena. En este trabajo, continuó, hace lo contrario que en los anteriores: “imaginar el futuro analizando el presente”, y llamar la atención sobre los peligros que acechan a la democracia, como el riesgo de que los confinamientos desemboquen en una dictadura, la perversión del valor de la libertad en un remedo del “sálvese quien pueda”, el “desprestigio de la política y de las instituciones” o el riesgo de que se quiebre el “diálogo entre instituciones y ciudadanos”.

Observó que la novela es visionaria al reconocer en su argumento aspectos de máxima actualidad, como el pirateo de una emisión del líder supremo iraní, Alí Jameneí, con motivo de la oleada de protestas que proliferan en Irán tras la muerte bajo custodia policial de una joven por llevar mal puesto el velo, o las vivencias que le hacen llegar los trabajadores del Cervantes en Shanghaí (China) referidas a las acciones de las autoridades chinas para afrontar la pandemia.

Por último, Luis García Montero desveló un momento de intimidad familiar, cuando trasladó que su hija Elisa, cuando recibió el primer ejemplar de la novela, acudió a la tumba de su madre a depositarlo. Ayer, cuando él visitó el mausoleo, el libro ya no estaba, pero sí había un poemario de Pablo Neruda (1904-1973). “Me gustaría pensar que quien sintió el deseo irrefrenable de llevarse el de Almudena dejó en su lugar el de Neruda, como quien canjea un libro por otro en una biblioteca urbana”, deslizó.

(SERVIMEDIA)
10 Oct 2022
MST/clc