Esto significa que una familia de clase baja necesitaría ganar al menos el doble de lo que ingresa por rentas y servicios de la Administración, com enseñanza o sanidad, para permitirse contratar a una persona en casa.

Según el informe, titulado "El trabajo doméstico y la reproducción social", el trabajo doméstico supone el 40 por ciento de los ingresos globales familiares en la clase media, es decir, que tampoco puede emplear a una persona de fuera, mientras que se reduce al 20 por ciento en la clase alta.

Según el análisis, lo que necesita una familia para reproducirse manteniendo su nivel de vida queda cubierto por 3 tipos de rentas: las entas salariales y no salariales, el llamado salario social (servicios proporcionados por la Administración, como la educación, la sanidad y otros) y el trabajo doméstico.

Para Cristina Carrasco, autora del estudio, la media de horas que dedican al trabajo doméstico hombres y mujeres es similar en las clases sociales baja, media y alta.

En la clase baja, las mujeres emplean una media de 8 horas y 47 minutos mientras, que los hombres dedican 2 horas y 16 minutos a tareas propias del hogar; en la case media, las mujeres 9 horas y 9 minutos y los hombres 3 horas y 3 minutos y, en la alta, las mujeres 7 horas y 22 minutos y los hombres 2 horas y 43 minutos, aunque en este último caso son funciones que realiza personal contratado.

En el caso de la clase media, a pesar de que sus rentas globales son un 26 por ciento superiores a las de la clase baja, el trabajo doméstico continúa representando el 40 por ciento, lo suficientemente elevado como para que la economía familiar no pueda subsistir sin reaizar trabajo doméstico.

En cambio, para la clase alta (con una renta global familiar un 54 por ciento mayor que la de la clase media) el trabajo doméstico representa el 20 por ciento de sus ingresos totales.