"El (Aznar) necesita persuadir a los españoles de que la violencia realmente se ha acabado antes de que pueda empezar a hblar, en público al menos", señala.

A su juicio, "el regateo político sobre el nuevo Gobierno vasco podría ser una útil distracción, facilitando una oportunidad al Gobierno para tantear contactos directos con los terroristas, sobre cuestiones tales como acercar a sus casas a los 530 presos de ETA esparcidos en cárceles de toda España".

"Concentrarse en asuntos prácticos podría también hacer posible dejar para una fecha más tardía las cuestiones realmente difíciles sobre un nuevo acuerdo constituconal", indica la revista.