El sindicato manifestó en un comunicado que el gesto de Rubiales es "absolutamente lamentable” y más aún ante la "gran victoria lograda por las futbolistas de la selección femenina de España, rompiendo esquemas y roles de género en un deporte tan masculinizado".

A su juicio, la victoria de las jugadoras nacionales “supone un gran avance” para la igualdad de género en el mundo del deporte pero se vio “ensombrecida” por conductas sexistas propias del “riguroso patrón machista que sigue imperando en nuestra sociedad" y personifica en la figura de Rubiales.

UGT añadió que el comportamiento del presidente de la Federación “le hace indigno de ocupar un puesto de tal responsabilidad” y que, “lejos de tratarse de un puesto que se ponga al servicio de la reproducción y perpetuación de conductas intolerables de machismo sexista”, debería ser “un ejemplo del respeto por los derechos y principios constitucionales y legales de la igualdad de género”.

Su conducta representó “la inadmisible libertad mal entendida” que desde un puesto de superioridad se toma hacia una subordinada, según denuncia el sindicato, quien recalcó que la Presidencia de la RFEF “no puede ser ocupada” por quienes siguen ejerciendo “este tipo de comportamientos, propio de las cavernas” y contrarios a la normativa legal y a los principios de igualdad “irrenunciables” de la sociedad del siglo XXI.

Por todo ello, UGT reclamó “de manera urgente” la marcha de Rubiales y demandó al Consejo Superior de Deportes que "actúe de forma contundente" en caso de que no dimita, procediendo a “aplicar el protocolo de acoso de la Federación y de la Ley del Deporte”.