Las vías se vieron afectadas por el arrastre de más de diez metros de balastro -piedras donde se asientan los raíles- en la estación de la Colina, mientras que las de los Alamos y Arroyo de la Miel quedaron anegadas de agua.

Renfe habilitó una flota de autobuses para sustituir a los trenes, que hasta mediodía transportaron a más de 4.000 pasajeros en ambos sentidos. Alrededor de la una y media pudo salir el primer tren.

Por su parte, la N-340, vía arterial principal de la Costa del Sol, peraneció toda la noche cortada al tráfico a su paso por la Base Aérea de Málaga, puesto que también resultó inundada.

A primera hora de la mañana sólo un carril en dirección a Torremolinos estaba utilizable para la circulación, mientras que los operarios limpiaban las piedras y el lodo.

En el aeropuerto de Málaga diversos vuelos se vieron afectados por el temporal, en especial los que comunican la ciudad con Melilla, cuyos dos primeros viajes fueron suspendidos.

La tromba de agua precipitó sobe la ciudad de Málaga 92 litros por metro cuadrado, registrándose intensas descargas de granizo. Asimismo, la lluvia inundó diversas calles de Málaga, lo que obligó a la intervención de todas las dotaciones de bomberos.