El estudio ha tomado como muestra las ciudades de Madrid, Valladolid y Valencia (de distinto nivel de realización de obras), y refleja, entre otras conclusiones, cuál es el comportamiento de los conductores ante la señalización de las obras, cómo les afecta esta situación y el sentimiento de peligrosidad e incomodidad que perciben al circular de forma habitual en un entorno de este tipo.

Según revela el estudio, el elevado número de obras abiertas a la vez en una ciudad aumenta la sensación de peligrosidad y el estrés de los conductores, consecuencia de la mayor dificultad de conducción y los atascos.

Un 62% de los conductores considera peligroso conducir en zona de obras. Entre las consecuencias derivadas de este tipo de conducción, destacan la pérdida de tiempo (mencionada por un 35% de los encuestados), el incremento del estrés (22%) o la posibilidad de sufrir un accidente (22%), así como el aumento de la agresividad (11%).

En Madrid y Valladolid (ciudades con mayor saturación de obras), el 62% de los conductores opina que las obras están mal señalizadas. No obstante, el 89% de los conductores considera que las limitaciones de velocidad en zona de obras están justificadas.

A pesar de todas las incomodidades derivadas de las obras, el 80% de los encuestados se muestra optimista respecto a los beneficios futuros y las asume como una "necesidad de mejora" de su ciudad.