Así lo anunció este martes la Humana Fundación Pueblo para Pueblo en un comunicado en el que precisó que su número de clientes aumentó un 13%, alcanzando los 2,7 millones, y que los “buenos resultados” le permiten “aumentar” el volumen de donaciones para fines sociales.

Los artículos a la venta en las tiendas Humana proceden de las donaciones depositadas en los 5.300 contenedores que la entidad tiene en la vía pública o en sus propios establecimientos y el año pasado la recogida selectiva por parte de Humana permitió recuperar en España 72,7 millones de prendas, 17.946 toneladas de textil, que fueron tratadas en las plantas de clasificación de Leganés (Madrid) y la Ametlla del Vallès (Barcelona).

Tras recordar que los artículos en “mejor estado” se destinaron a reutilización, “principalmente” en las tiendas Humana, la fundación hizo hincapié en que los fondos generados con la red de tiendas permiten “impulsar” proyectos de cooperación al desarrollo en países del Sur y acciones sociales en España.

“El incremento de las ventas va en paralelo al de los recursos que destinamos a nuestros fines sociales”, corroboró en este sentido el director de Proyectos y Relaciones Externas de Humana Fundación Pueblo para Pueblo, Rafael Mas, para agregar que el volumen destinado a donaciones en 2023 alcanzó los 2,7 millones de euros, el doble respecto a 2022.

CONFIANZA EN EL MODELO

“Los resultados de 2023 han puesto de manifiesto la confianza en el modelo de gestión de Humana basado en la mejora de la experiencia de compra, una amplia oferta de moda de segunda mano en continua rotación y el talento de los equipos que participan en la gestión del textil”, abundó.

En este contexto, el Gerente de Estrategia Minorista de Humana, Rubén González, subrayó que la ropa de segunda mano “se posiciona como la primera opción para un número creciente de consumidores”, convencido de que “es el mejor indicativo de se ha quitado de encima prejuicios como el de ‘ropa para pobres’”.

“Nuestro país se está impregnando de la conciencia del consumidor de países nórdicos, Inglaterra o Alemania. La ropa de segunda mano se ve cada vez más como una alternativa sostenible y de prestigio”, abundó.

A su juicio, “especialmente significativa es la respuesta de las nuevas generaciones, como la Z, que están convencidas porque es moda original y sostenible”. “Tienen menos poder adquisitivo y al mismo tiempo apuestan por el menor impacto posible en el consumo y nuestro compromiso es seguir transformando esta experiencia de compra”, continuó, para señalar que “el 70% de los clientes de las tiendas de Humana declaran que al comprar un artículo de segunda mano dejan de comprar uno nuevo”.

CRECIMIENTO NOTORIO

Con todo, defendió que el crecimiento en el sector de la segunda mano “es notorio desde 2015” y que, si bien hasta 2020, el aumento de ventas y del número de clientes fue “progresivo”, se “frenó con los efectos del confinamiento y el cierre provisional de todos los comercios” y la “recuperación” del sector “llegó en 2021, despegó en 2022 y aceleró en 2023”.

Para la fundación, estos datos “ratifican el auge del sector de la moda segunda mano, cuyos factores de crecimiento son un aumento de la demanda, un cambio de valores impulsado por la mayor conciencia ambiental, el gradual redescubrimiento de nuevas experiencias de compra y los precios asequibles, todo ello en un contexto de inflación”.