Así lo destaca WWF en ‘Incendios extremos e inapagables’, título que da a su último informe anual sobre fuegos forestales.

El trabajo indica que, en líneas generales, el número de incendios forestales ha descendido en España durante los últimos 20 años, así como el de superficie afectada, aunque el año pasado se disparó, pero, en cambio, ha ascendido el de grandes incendios forestales (es decir, los que queman al menos 500 hectáreas).

De hecho, WWF subraya que “2023 ha empezado mal”. “A pesar de las lluvias de mayo y junio, es probable que debamos prepararnos para una campaña difícil”, indica. Hasta el pasado 18 de junio se declararon 14 grandes incendios forestales, cinco veces más que la media del último decenio.

A finales de marzo se dio en el Alto Mijares (Teruel y Castellón) el primer gran incendio forestal del año con un comportamiento del fuego atípico para esa fecha del año, al igual que el de las Hurdes y Gata, que calcinó cerca de 11.000 hectáreas a mediados en mayo.

“La crisis climática, el aumento de sequías persistentes, el abandono rural, la escasez de aprovechamientos forestales y la ausencia de políticas serias que gestionen el territorio han transformado el paisaje en un gran polvorín”, según WWF.

Además, el 80% de los ‘superincendios’ tuvieron el año pasado dramáticas consecuencias de protección civil, entre las que se contaron cuatro fallecidos, 90 heridos y más de 30.000 personas evacuadas de forma preventiva.

“MODELO PREVENTIVO”

El informe destaca que España es el país que más presupuesto invierte en extinción por hectárea del mundo y dispone de uno de los mejores sistemas de respuesta contra incendios. Sin embargo, para hacer frente a estos “incendios incontrolables”, WWF apuesta por “un modelo preventivo que apueste por recuperar paisajes resilientes, vivos, rentables y mucho menos inflamables”.

Además, considera fundamental que la sociedad asuma su corresponsabilidad en la prevención de incendios y aprenda a convivir con el fuego desarrollando planes de autoprotección.

“Si continuamos en esta espiral de inacción preventiva y poniendo todos los esfuerzos exclusivamente en la extinción, la situación irá a peor. Debemos pasar de un modelo que prioriza las inversiones en avanzados dispositivos de extinción e ignora los efectos de la crisis climática y la acumulación de combustibles a otro que apuesta por promover paisajes rentables y menos inflamables”, señala Lourdes Hernandez, experta de incendios forestales de WWF España.

Por ello, WWF pide que se desarrolle y apruebe una estrategia estatal de prevención integral de incendios forestales y que se reactive la ley de desarrollo sostenible del medio rural con el fin de generar empleo digno y asegurar la calidad de vida en la zona rural. Esta medida debe ir acompañada de una reorientación de las ayudas de la PAC (Política Agrícola Común) y de la aprobación de una estrategia estatal de ganadería extensiva.

Además, propone que las corporaciones locales y la población elaboraren y apliquen planes de autoprotección en zonas de interfaz urbano-forestal encaminados a proteger los municipios y las propiedades, y disminuir la posible propagación del incendio hacia otras propiedades. Y, por último, aplicar de forma efectiva y ejemplar las sanciones y condenas para disuadir a quienes están detrás de los incendios.