Díaz concluyó así su intervención para cerrar un acto sectorial de su plataforma Sumar en el barrio madrileño de Lavapiés dedicado a los derechos Lgtbiq+. Admitió que le “preocupa mucho el partido del odio”, porque con sus 52 diputados “está cambiando la discusión pública, la agenda pública, y esto es muy peligroso”.

La vicepresidenta confesó que no tiene “decidido cómo se enfrenta esta realidad”, pero que ella ha decidido "no retroalimentar al partido del odio”, sino que recomendó a la ciudadanía “avanzar en el conocimiento de sus propuestas", pero sin polarizar, una táctica opuesta a la que viene reclamando el exlíder de Podemos Pablo Iglesias, que continuamente llama a dar la batalla cultural y la guerra ideológica.

Por lo demás, Díaz presentó Sumar hoy como “un punto de encuentro, no es nada más”, lo que leyendo entre líneas tal vez se podría entender como un deseo de que en él confluyan los distintos partidos del espacio de Unidas Podemos, frente a la coalición que defiende Podemos. También dijo que no entiende “las diferencias como un campo de batalla”, algo que “no es fácil en política”. Y recordó que ella no tiene “pertenencia partidaria”.

Respecto a los derechos Lgtbi, dijo que son el tema de “la gran conversación democrática que tenemos que tener” y que “sería muy hermoso que en el Congreso hubiera un reconocimiento democrático, alegre, por todas las personas Lgtbi que cambiaron nuestro país a lo largo del tiempo”. Y se comprometió a “completar y mejorar" la ley de derechos de esta parte de la población atendiendo a las demandas pendientes de los colectivos, así como a “hacer posible el pacto de Estado” en esta materia que reclaman aquéllos, para que se hable en el Congreso “durante muchos meses” de la “transversalidad” de los derechos de estas personas.