En rueda de prensa en el Ministerio, Díaz explicó que, así, el Ministerio “empieza a cumplir con la Ley de Memoria Democrática”, y en particular con su capítulo de condecoraciones y medallas, que, según leyó, faculta a revisar su concesión “cuando quede acreditado que el beneficiario”, como parte del “aparato represor” del franquismo “hubiera realizado actos u observado conductas manifiestamente incompatibles con los valores democráticos y los principios rectores de protección de los derechos humanos”.

Tal y como recordó la vicepresidenta, la Medalla al Mérito en el Trabajo fue creada por el también dictador Miguel Primo de Rivera y la recuperó Franco en 1942, y todos sus beneficiarios se recogen en un “Libro de Oro del Trabajo” que ella redefinió como “Libro de la Infamia”.

Díaz justificó que no se puede equiparar a personas que han luchado por los trabajadores por “personajes cuyas manos están manchadas de sangre” y avanzó que a partir de ahora esta distinción sí reconocerá el mérito en el trabajo. Al final de su intervención, al borde de las lágrimas, pidió perdón a las víctimas del franquismo porque "se ha tardado demasiado tiempo" en hacerlo, pero proclamó: "Hoy es posible. Nunca más".

Como “colaboradores e ideólogos de la represión franquista”, la vicepresidenta situó al propio Franco, sus ministros Solís Girón de Velasco y Arrese, al general Yagüe, el cardenal arzobispo de Toledo Enrique Pla y Deniel, y los alcaldes José María Fernández de Ladreda y José León Carranza. “Hoy mismo les será retirada la condecoración”, anunció, pero avanzando que “a lo largo de los días continuaremos retirando las medallas a las personas que formaron parte del aparato represor del franquismo”.

Cuando se le preguntó a qué cantidad de condecorados afectará la retirada de medallas, dijo que en el Libro de Oro hay 62 personas, pero que unas pertenecían al aparato represor del régimen y otras no, y serán las primeras a las que se realice una “retirada inmediata” de la concesión.