Según afirmó la SEGG, el sueño permite la recuperación funcional y energética del organismo, ayuda a consolidar la memoria y colabora en el almacenamiento de los neurotransmisores.

El presidente de esta sociedad científica, el doctor José Antonio López Trigo, añadió que “en el caso de las personas mayores está más fragmentado el sueño, es decir, se reparte en otras horas del día con siestas o cabezadas. Se producen más despertares durante la noche y se disminuye el umbral de despertar ante estímulos auditivos. No por ello este tipo de sueño deja de cumplir su efecto reparador a nivel físico y psíquico”.

Uno de los trastornos del sueño más frecuentes entre las personas mayores es el insomnio que está relacionado con una mayor morbilidad y mortalidad. Por ello, los expertos recordaron que la higiene del sueño es una de las terapias no farmacológicas más recomendada.

“En el caso de las personas mayores es de vital importancia limitar la ingesta de líquidos por la tarde, exponerse a la luz solar y pasear (fundamentalmente por la mañana), valorar medicaciones con efecto estimulante o sedante y practicar ejercicio en momentos alejados de la hora de acostarse”, comentó el Presidente de la SEGG.

Además, a nivel general hay que tener en cuenta una serie de pautas como mantener un horario fijo para acostarse y levantarse, evitar la siesta, evitar las bebidas que contienen cafeína y teína, evitar el alcohol y el tabaco por perjudicar el sueño, mantener el dormitorio a una temperatura agradable y evitar las comidas copiosas.

A todo ello, los expertos recomendaron no dormir boca abajo porque se modifica la curvatura de la columna vertebral, así como levantarse de la cama e ir a otra habitación si no se puede dormir en un periodo de entre 15 y 30 minutos.