Un trabajo del CSIC demuestra que las plantas pueden convertirse en “fábricas de antifúngicos”

Madrid
SERVIMEDIA

Investigadores del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y la Universitat Politècnica de València consiguieron producir, “de manera eficiente”, proteínas antifúngicas en plantas, basándose en una modificación del virus del mosaico del tabaco.

Así lo informó este lunes la investigadora del CSIC en el Centro de Investigación Agrigenómica María Coca, quien añadió que, en la actualidad, “sólo disponemos de unas pocas clases de agentes antifúngicos e incluso estos no son completamente efectivos debido al desarrollo de resistencias por parte de los huéspedes y a posibles efectos secundarios indeseables”.

Por esta razón existe, a su juicio, “una necesidad urgente de desarrollar nuevos antifúngicos que mejoren los existentes y que se puedan aplicar en diversos campos”, incluida la protección de los cultivos, la poscosecha, la preservación de materiales y alimentos, y la salud humana y animal.

A este respecto, el investigador del CSIC José Antonio Darós, que trabaja en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, añadió que en este trabajo los investigadores se centraron en las proteínas antifúngicas secretadas por los hongos filamentosos, “que son unas pequeñas proteínas altamente estables con una potente actividad específica contra patógenos fúngicos y que podrían usarse para desarrollar nuevas terapias antifúngicas en medicina y agricultura”. “El problema es que su explotación requiere sistemas de producción eficientes, sostenibles y seguros”, matizó.

Los investigadores emplearon un virus modificado basado en el virus del mosaico del tabaco para producir esas pequeñas proteínas antifúngicas en la Nicotiana benthamiana, una planta de la familia del tabaco muy empleada en investigación. Mediante este método, lograron producir grandes cantidades de proteínas antifúngicas contra los hongos Aspergillus giganteus y Penicillium digitatum.

Junto a ello, también comprobaron que estas proteínas antifúngicas son completamente activas contra estos patógenos y que un fluido que las contenga puede “proteger” a la planta del tomate del hongo Botrytis cinérea, más conocido como moho gris.

El CSIC recordó que los hongos causantes de enfermedades en plantas, animales y seres humanos “representan una grave amenaza para la salud, la seguridad alimentaria y los ecosistemas”.

“Cada año mueren más personas por infecciones fúngicas que por malaria y las infecciones por hongos pueden tener consecuencias fatales para los pacientes inmunodeprimidos por enfermedades como el sida o por la quimioterapia”, agregó la institución, al tiempo que subrayó que los hongos suponen “un desafío para la seguridad alimentaria”.

Los resultados de esta investigación, realizada en colaboración con la Generalitat de Catalunya, la Universitat Autònoma de Barcelona y la Universitat de Barcelona; y del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC, han sido publicados en ‘Plant Biotechnology Journal’ y podrían tener un “gran impacto” en el sector agroalimentario.

(SERVIMEDIA)
10 Dic 2018
MJR/gja