Medio marino

Proponen crear santuarios naturales para proteger el salmón atlántico

- Las poblaciones del norte de España podrían estar en peligro crítico por su baja variedad genética

MADRID
SERVIMEDIA

Un equipo internacional formado por cuatro científicos defiende la necesidad de crear áreas protegidas para el salmón del Atlántico con el fin de preservar sus poblaciones ante el aumento de la temperatura del agua que provoca el cambio climático.

Así lo argumentan en un artículo publicado en la revista ‘Journal of Fish Biology’. Entre los investigadores está José Luis Horreo, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), y también hay científicos de las universidades de Oviedo, de Exeter (Reino Unido) y de Konstanz (Alemania).

El salmón del Atlántico (‘Salmo salar’) es una especie con un rango de distribución muy amplio cuya estructura genética está fuertemente influida por su vida anádroma (viven en el mar, pero remontan los ríos para reproducirse) y por el instinto que les hace regresar a su hábitat natal. Existen indicios significativos que apuntan a la temperatura de la superficie del mar como un factor fundamental que condiciona su variabilidad genética.

Las poblaciones de salmón atlántico del sur de Europa parecen estar críticamente en peligro por su reducida variedad genética y por vivir en las aguas más cálidas que esta especie tolera. “Es necesario un cuidadoso y coordinado control de las diferentes poblaciones para que la especie mantenga sus números y diversidad en Europa”, explica Horreo.

Este investigador indica que, según los datos que manejan los científicos, “lo más previsible será que la distribución de la especie se reduzca a las áreas que ocupa al norte”. “Por eso, estas zonas deberían ser reconocidas como refugios y recibir la protección y el estatus apropiados”, continúa.

El salmón del Atlántico es una especie distribuida por América del Norte, Islandia, Europa atlántica y Rusia noroccidental, y tiene un rango de tolerancia de temperatura que va de 0 a 33ºC. El margen de tolerancia y su extensa distribución geográfica hacen de él un valioso modelo para comprobar los efectos que los cambios de temperatura tienen en la variabilidad genética de las distintas poblaciones.

DATOS DE 57 RÍOS

Para este trabajo, los investigadores tomaron datos en los años 2004 y 2005 de 3.730 salmones en 57 ríos diferentes repartidos por todo el arco atlántico. Asimismo, recopilaron las temperaturas de la superficie marina desde el norte de España hasta el norte de Reino Unido usando el sistema de datos online de radiometría oceánica Giovanni, que registra la temperatura media del agua en superficie.

El mapa obtenido con los datos de la temperatura marina mostró la existencia de cuatro áreas en función de la temperatura de la superficie del agua en el arco atlántico, que van desde los 8,8ºC en el norte a los 15,4ºC al sur: el norte de España, el norte de Francia, el sur y suroeste de Inglaterra más Gales, y las regiones que quedan más al norte de este punto.

“Para comprobar si estas áreas formaban barreras entre las poblaciones de salmón atlántico, se analizaron los datos buscando discontinuidades filogeográficas, es decir, fronteras en la distribución geográfica de los individuos atendiendo a sus características genéticas”, aclara Horreo.

Los resultados mostraron la existencia de una barrera filogeográfica entre las poblaciones del sur de Inglaterra y las del suroeste de Inglaterra y Gales, debida posiblemente a movimientos glaciales en el Pleistoceno.

Las diferencias genéticas son mucho más marcadas entre las poblaciones que habitan en diferentes áreas de temperatura, con un flujo genético mayor en el interior de cada área que entre las distintas áreas. “Los datos obtenidos refuerzan la hipótesis de que las diferencias en la temperatura del agua oceánica se corresponden con la distribución genética de las poblaciones de esta especie”, concluye Horreo.

(SERVIMEDIA)
11 Dic 2018
MGR/caa