La investigación concluye que la composición corporal durante la infancia es fundamental para determinar la salud respiratoria futura. Además, en el caso de los niños con más porcentaje de grasa la función pulmonar futura es más baja, algo que, tal y como ha demostrado el estudio, no sucede en las chicas.

La posibilidad de sufrir asma o EPOC, en cambio, sí que crece tanto para los niños como para las niñas con mayores niveles de grasa en su composición corporal.

El estudio centra su relevancia en demostrar estos hechos, ya que investigaciones anteriores habían examinado la asociación entre la masa corporal y la función pulmonar, pero los resultados habían sido contradictorios.

“Algunos estudios relacionaron una mayor masa corporal con una función pulmonar más elevada, mientras que otros relacionaron una mayor masa corporal con una función pulmonar más reducida”, explicó la investigadora del IsGlobal Judith Garcia-Aymerich.

“Nuestra hipótesis era que los resultados anteriores contradictorios se podían atribuir al hecho de que la masa corporal total no tiene en cuenta cuál es la contribución del músculo y de la grasa a esta medida”, añadió.

Por ello, el estudio combinó las medidas corporales de las casi 7.000 personas estudiadas con otras obtenidas utilizando absorciometría de rayos X y poder distinguir así entre músculo y grasa. También se midió la función pulmonar en niños y niñas a los 8 y a los 15 años y se calculó el crecimiento que experimentaba durante este periodo.

La investigación, además, se ajusta a diversos factores que podrían suponer un sesgo en la fiabilidad de los resultados, como el peso al nacer de los participantes, el tabaquismo materno durante el embarazo o la edad en la que los chicos y las chicas alcanzaron la adolescencia.