Lo dirige Mohamed Fadel, un musulmán marroquí popularmente conocido por ‘Buh’ que acabó atendido por San Juan de Dios en distintos centros de Canarias por poliomielitis a los cuatro años. “Ahí recibí rehabilitación y pude estudiar. Fue algo hermoso; conocí el amor de las personas que trabajan con niños, son días que jamás podré olvidar”, reconoce.

El regreso a su tierra fue para él “un choque muy profundo y muy fuerte” que desembocó hasta en un intento de suicidio. “Entonces me dijeron que hay muchos discapacitados en Dajla, que están en sus casas encerrados, que no salían, porque aquí se veía a la persona con discapacidad como una maldición que Dios había dado a la familia”, agrega en el testimonio que ha remitido a OMP con motivo de la Jornada de Infancia Misionera, que la Iglesia española conmemora el 27 de octubre.

Se puso manos a la obra para levantar un centro para atender a menores con discapacidad que en esa ciudad son unos 300. Corría el año 2000. Primero consiguió que el Ayuntamiento le cediese una parcela, luego, poco a poco, buscó dinero para sufragar el material. Una década después, gracias a Infancia Misionera (la sección de OMP que trabaja especialmente con y para los niños), ‘Buh’ pudo enviar a algunas muchachas a formarse a El Aaiún. “En esta sociedad es muy difícil que las niñas vayan a otra ciudad sin sus familias”, recalca.

“La Infancia Misionera ha sido como la columna vertebral de este centro; gracias a ella, el centro mejoró, se volvió más eficiente y profesional. Gracias a ellos, hemos podido formar profesionalmente a una fisioterapeuta, que en este momento es la que le da fuerza, la que protege el centro, porque es la única profesional”, explica ‘Buh’.

TRES MILLONES DESDE ESPAÑA

Durante la presentación de la jornada de Infancia Misionera 2019, celebrada recientemente en Madrid, el nuevo director de OMP, José María Calderón, ofreció los últimos años disponibles (con la recaudación del 2017) que ascienden a más de 16 millones de euros en todo el mundo, por lo que se pudo ayudar a más de 2.000 proyectos con niños. España aportó casi 3 millones.

También estuvo presente el prefecto apostólico del Sahara Occidental, el oblato madrileño Mario León Dorado, que afirmó que en una región donde prácticamente no hay cristianos, descubrieron que los pobres a los que tenían que ayudar eran musulmanes. Con los 8.000 dólares que reciben cada año de la Infancia Misionera, atienden las necesidades según les va dictando "el día a día": mujeres migrantes que atraviesan el Sahara y se quedan solas con sus niños (es necesario comprarles leche materna, pañales…) y familias pobres a las que se ayuda para que los niños no dejen el colegio, a fin "de romper el círculo viciosos de la pobreza".

El prefecto recalcó que la principal colaboración de la Infancia Misionera es para el citado centro de discapacitados, “un proyecto hermoso y único en la región", aunque la idea es que el centro sea autosuficiente" (de hecho, el año que más se aportó, fueron "5.000 dólares, para pagar becas de formación, y solo en salarios necesitan 25.000 dólares").

Infancia Misionera es una Obra del Papa que promueve la ayuda recíproca entre los niños del mundo. Señala que en esta obra los niños ejercen como pequeños misioneros y desde su humildad, creatividad y sencillez son protagonistas de la evangelización.