Aunque no hay datos concretos de la cifra total de niños apátridas, se estima que más de 500.000 personas en Europa carecen de nacionalidad, apuntaron estas agencias, que agregaron que debido a que el número de solicitantes de asilo en Europa ha aumentado desde 2010, con picos en 2015 y 2016, también se ha incrementado la cifra de niños identificados como “apátridas”. En 2017, unos 2.100 niños fueron registrados como apátridas, cuatro veces más que en 2010.

Según la ONU, los niños sin nacionalidad tienen un acceso limitado a derechos y servicios básicos, como educación y atención sanitaria, y se enfrentan a una discriminación permanente. "La falta de documentos oficiales sitúa a los niños en un mayor riesgo de sufrir abuso, violencia y trata, y también les pone a ellos y a sus familias en riesgo de arresto y detención", agregó.

En Europa hay tres grupos de menores con mayor propensión a la apatridia: aquellos que nacen sin nacionalidad (bien porque no pueden heredar la nacionalidad de sus padres debido a discriminación por género y a las lagunas de las leyes nacionales, bien porque sus padres también son apátridas); los nacidos en Europa cuyos nacimientos no se registran, incluidos los procedentes de poblaciones minoritarias vulnerables como la romaní, y los niños de países con poblaciones apátridas conocidas que llegan a Europa como refugiados y solicitantes de asilo.

Para solucionarlo, Unicef y Acnur pidieron garantizar que cada niño refugiado o migrante apátrida sea identificado adecuadamente y protegido cuando llega a Europa; simplificar los procedimientos para permitir a los niños apátridas adquirir una nacionalidad tan pronto como sea posible, y modificar la legislación para incluir medidas que concedan la nacionalidad a todos los niños que nazcan en un país.