Así lo puso de manifiesto la organización con motivo de la celebración del 8-M a través de un comunicado en el que lamentó que estas mujeres son “invisibles para la sociedad” a pesar de que su vida está “marcada por la discriminación, el maltrato y la penalización social”.

“Las mujeres con problemas de adicciones no cuentan con los programas, ni los recursos, ni la atención, para poder salir de las situaciones vitales que cronifican sus adicciones”, agregó la UNAD, para, a continuación, destacar que solo una de cada cuatro mujeres en esta situación recurren a la red para pedir ayuda.

UNAD reivindicó el “vacío legal” y la “falta de atención” que viven las mujeres con adicciones y que son víctimas de violencia de género circunstancia que atribuyó a que, “salvo excepciones”, los recursos “no están diseñados para abordar esta realidad”.

La red de atención a las drogodependencias “no aborda la violencia de género” y los espacios de atención a las víctimas de violencia de género “no están pensados para mujeres con problemas de adicciones”, abundó, al tiempo que consideró ambos “motivo de exclusión o expulsión”.

Tras precisar que las mujeres con problemas de adicción “también tienen derecho a una vida libre de violencias de género”, la UNAD también criticó la “alta tolerancia” social en relación a la violencia sexual sobre estas mujeres.

La red UNAD trabaja actualmente en distintas iniciativas destinadas a dar visibilidad a las mujeres con problemas de adicciones entre las que subrayó los proyectos de formación y asesoría a entidades para la incorporación de la perspectiva de género en sus programas de intervención con mujeres.

A nivel territorial, también desarrolla iniciativas encaminadas a mejorar la calidad de vida de las mujeres con problemas de adicciones. Gracias al convenio con la Federación de Mujeres Progresistas se han implantado planes de igualdad tanto en la propia organización como en diferentes territorios de la red. Junto a ello, ha trasladado al Plan Nacional Sobre Drogas la necesidad de “incorporar el género en todas las políticas estatales de drogas”.