Los embalses almacenan actualmente 32.845 hectómetros cúbicos (hm3) de agua, lo que supone 91 hm3 menos con respeto a la semana anterior, según datos dados a conocer este martes por el Ministerio para la Transición Ecológica.

La reserva hidráulica nacional se sitúa ahora en el 58,5% de su capacidad total, esto es, un 0,2% menos que la semana pasada. Las lluvias fueron escasas en los últimos siete días, con el valor máximo registrado en San Sebastián (Guipúzcoa), donde se registraron 17,3 litros por metro cuadrado.

Los niveles más altos de agua embalsada en la actualidad corresponden las cuencas internas del País Vasco (90,5%); las cuentas internas de Cataluña (86,7%); el Cantábrico Oriental (84,9%); Tinto, Odiel y Piedras (80,8%); el Cantábrico Occidental (78,8%); Galicia Costa (74,6%); el Ebro (73,8%); el Miño-Sil (67,2%); la cuenca mediterránea andaluza (66,7%) y el Guadalete-Barbate (65,4%).

Por detrás están el Duero (62,9%), el Guadalquivir (55,0%), el Guadiana (54,0%), el Tajo (52,2%), el Júcar (37,3%) y el Segura (29,1%).

La reserva actual es un 16,3% inferior a la media de la última década, que es de 39.239 hm3, y un 1,5% más baja que la de hace un año, cuando había 33.729 hectómetros cúbicos.

INVIERNO SECO

Los datos históricos, a los que tuvo acceso Servimedia, reflejan que justo antes del inicio de la primavera de 2018 los embalses comenzaron a tener más agua respecto al año anterior y así ha sido semana a semana hasta ahora.

Las borrascas ‘Emma’, ‘Félix’, ‘Gisele’ y ‘Hugo’ hicieron que marzo del año pasado fuera el segundo más lluvioso en España desde 1965 (año en que comienza la serie histórica de precipitaciones).

Sin embargo, este invierno ha sido más seco de lo habitual, puesto que las precipitaciones recogidas en el conjunto de España fueron un 66% inferiores a las normales en diciembre, un 14% en enero y un 72% en febrero, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), recogidos por Servimedia.

Y ello después de que la primavera del año pasado fuera la más lluviosa jamás registrada desde 1965 (con un 83% de precipitaciones superiores a las normales), a la que sucedió un verano húmedo (22% más lluvioso de la media) y un otoño también lluvioso (+16%).