Salud

Investigadores españoles impulsan un estudio para modificar la práctica clínica tras el infarto

MADRID
SERVIMEDIA

El Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC) han iniciado el estudio ‘Reboot’ con el objetivo de demostrar si realmente es preciso mantener el tratamiento con betabloqueantes después de que un paciente que ha sufrido un infarto agudo de miocardio tenga su contracción cardiaca poco alterada.

El estudio pretende demostrar qué pasaría si a estos pacientes que después de sufrir un infarto mantienen poco alterada la contracción cardiaca se les deja de tratar con betabloqueantes. Se estima que a nivel global un 35% de los pacientes que sufren un infarto se recuperan con la contracción cardaca "poco alterada"; en concreto, en pacientes sin disfunción sistólica ventricular izquierda.

“Hay que demostrar que no aumenta la mortalidad y después demostrar que mejora la calidad de vida”, explicó el director del CNIC, Valentín Fuster, durante la presentación del estudio.

El estudio ‘TREatment with Beta-blockers after myOcardial infarction withOut reduced ejection fracTion’, Reboot, se desarrollará en 55 hospitales españoles y 25 italianos. Concretamente, Reboot pretende estudiar si la administración o no de betabloqueantes en este tipo de pacientes influye en la incidencia de muerte, reinfarto o ingreso por insuficiencia cardiaca.

La investigación reclutará a un total de 8.500 pacientes que serán aleatorizados a recibir tratamiento o no con betabloqueantes. Se les someterá a un seguimiento mínimo de dos años y un máximo de tres, y se registrará la incidencia de eventos clínicos, así como la adherencia al tratamiento aleatorizado, que serán documentados a los 3, 15 y 36 meses. En una sub-muestra de 1.000 pacientes se evaluará también la calidad de vida de los pacientes durante el seguimiento.

Los betabloqueantes son unos fármacos que consiguen reducir la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la fuerza del corazón, favoreciendo la diástole cardíaca y mejorando así la función del corazón y el flujo de sangre a las arterias coronarias.

Los betabloqueantes, pese a tener un perfil de seguridad muy alto y ser muy baratos porque ya están fuera de cualquier patente, no están exentos de posibles efectos adversos que pueden limitar la calidad de vida de los pacientes y que incluyen astenia, debilidad y en algunos casos disfunción eréctil.

“Pensemos que muchos pacientes que sufren un infarto están en edad media y les quedan muchas décadas por delante y la calidad de vida es un factor muy relevante a tener en cuenta”, apuntó el investigador principal de Reboot, el doctor Borja Ibáñez. “Es por ello que conocer si realmente son necesarios en este tipo de pacientes es de importancia capital. Si no se mostrasen eficaces en este tipo de pacientes post-infarto, no se prescribirían y esto podría resultar en un aumento de la adherencia de los pacientes a medicaciones que sí se han mostrado eficaces y además evitar posibles efectos adversos que pueden limitar la calidad de vida de los pacientes”, aclaró el especialista.

Aunque las cifras precisas son difíciles de calcular, cada año en España ocurren cerca de 100.000 infartos sin disfunción sistólica ventricular izquierda. Estos pacientes son dados de alta de manera casi universal con dos fármacos, estatinas, IECAS, betabloqueante y un protector gástrico. En muchos casos se asocian otro tipo de medicaciones. Salvo un fármaco y el protector gástrico, el resto de medicación actualmente se prescribe de por vida.

El primer paciente se reclutó para este ensayo clínico en octubre del pasado año. Los resultados del estudio, según los ponentes, se esperan para dentro de cuatro años, aproximadamente.

(SERVIMEDIA)
29 Mar 2019
ARS/caa