Además, aprobó la liquidación del presupuesto correspondiente a 2018, ejercicio en el que los ingresos del Consejo General alcanzaron los 11,9 millones de euros y en el que se generó un superávit de 293.386 euros. La ejecución de estas cuentas ha estado alineada con los objetivos estratégicos asumidos por este Consejo en ese mismo periodo.

Entre ellos destacan la transformación digital de la prestación farmacéutica y de la farmacia comunitaria; desarrollar la innovación asistencial en farmacia comunitaria desarrollando la implantación de servicios avanzados que potencien la farmacia asistencial y favorecer la integración del farmacéutico en todos los ámbitos de sanitarios junto con el resto de profesionales sanitarios.

Junto a estos objetivos también se encuentran el establecer alianzas de valor con el sector del medicamento, en el ámbito sanitario, el mundo académico, así como con los pacientes y el conjunto de la sociedad, así como dotar al propio Consejo General de un nuevo modelo de organización profesional más eficiente y adecuada a la consecución de los retos profesionales e institucionales actuales.

La actividad del Consejo General durante los últimos doce meses se ha desarrollado en un contexto marcado por la incertidumbre e inestabilidad política. Un periodo que ha incluido desde una moción de censura a un gobierno en funciones, pasando por dos ministras de Sanidad y cuatro convocatorias electorales, según recordó este organismo.

A esa situación política se han sumado los cambios que se están produciendo en el propio entorno sanitario, donde se plantean retos propios como la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud; la cobertura sanitaria universal; el desarrollo de terapias innovadoras y más costosas; un mayor protagonismo del sector privado; los procesos disruptivos asociados a la e-salud; y un paciente más informado y más empoderado, situado en el centro del sistema sanitario.