Los investigadores han concluido que la actividad eléctrica del córtex cerebral sensorial tras el parto es “inmadura” hasta ese momento y aunque la sensación se puede transmitir “fielmente” desde los órganos sensoriales desde antes del nacimiento, “su interpretación consciente puede ser muy tardía en el período tras el parto”.

Para el director de esta investigación financiada por el proyecto Cajal Blue Brain, Óscar Herreras, “lejos de ser canales fijos de comunicación, los circuitos neuronales son extremadamente mutables y es nuestra actividad diaria la principal promotora de sus adaptaciones”, puntualizó tras la publicación de los resultados en la revista 'Journal of Neuroscience'.

“Se sabe que las neuronas muestran actividad eléctrica perinatal, justo antes y después del parto, que es crítica en el proceso de maduración de circuitos”, abundó el investigador, para detallar que esta es “muy diferente a la del adulto y no requiere contactos sinápticos”.

Junto a su equipo, ha comparado la actividad eléctrica en la corteza somatosensorial -un complejo de recepción y procesamiento que integra estímulos como el tacto, la temperatura, la percepción del propio cuerpo y del dolor- de la pata trasera de roedores jóvenes y adultos anestesiados usando técnicas biomatemáticas.

Dichas técnicas permiten “desglosar” esta actividad eléctrica por vías sinápticas y localizar las capas corticales donde tienen su “máxima expresión”.

El estudio indica que la actividad eléctrica de esta región cortical, la somatosensorial, “aún no es madura” en el decimoquinto día tras el parto, cuando el animal comienza a andar y, que, “si bien las ondas delta”, un tipo de actividad característica del sueño que facilita la comparación entre grupos de edad, “ya están presentes, las vías sinápticas que las producen son muy diferentes en jóvenes y adultos”.

Así, para Herreras, “aunque los datos muestran que las vías sinápticas han llegado a la capa cortical de destino, su entrada en funcionamiento es un complejo proceso de maduración y engranaje” cuyo análisis requiere un “desglose preciso de la actividad eléctrica específica de cada vía sináptica”.

Para los expertos, futuras investigaciones deberán “aclarar” si hay vías sinápticas dentro de la corteza que se “encienden o apagan” al llegar a la edad madura o bien si cambia el “peso relativo” entre ellas.