Hernández de Cos efectuó esta reflexión durante el ‘XV Encuentro del Sector Bancario’ organizado por el IESE con el patrocinio de EY, en alusión a los permanentes debates sobre las ventajas de la consolidación.

Según recordó, a menudos se discute el papel que la concentración puede jugar “como mecanismo de aprovechamiento de economías de escala y de mejora de la eficiencia” para aumentar la rentabilidad, a fin de encarar las fuertes inversiones que precisa la transformación digital o, incluso, para tener un acceso preferente en los mercados cuando el regulador exige altas huchas de capital.

En el caso español defendió, sin embargo, que el proceso vivido en la última década “ha sido ya muy significativo” y se ha producido una reducción del 30% en el número de entidades desde el año 2009. A futuro fue taxativo sobre qué tienen perseguir al apuntar que eventuales nuevas integraciones deberían responder a la finalidad de crear valor para sus accionistas.

Durante su intervención el gobernador del Banco de España subrayó la ventaja que ha supuesto para las grandes entidades contar con una notable diversificación internacional para mitigar con su actividad exterior los peores momentos de la crisis nacional y europea.

Conforme a sus cifras, la banca española ha incrementado de hecho sus exposiciones internacionales un 45 % en la última década, mientras que las entidades de países como Alemania, Francia e Italia las han reducido un 38 %, un 16 % y un 15 %, respectivamente.

LAS VENTAJAS DE LA INTERNACIONALIZACION

Hernández de Cos refirió que, a pesar de los riesgos asociados a la actividad en países emergentes, la diversificación internacional “conlleva importantes ventajas, en términos de diversidad de modelos de negocio y fuentes de ingresos”, sobre todo, cuando se centra en el negocio minorista y se organiza de forma descentralizada.

En su defensa indicó que hay hasta evidencia de que sus efectos favorables con mayores mientras menos sincronizado se encuentren los ciclos económicos y financieros en los distintos países en los que se operan.

Bajo esta constatación fue más allá y rompió una lanza en favor de repensar la normativa para que, en lugar de penalizar las exposiciones distintas, favorezca la diversificación “Quizá sea conveniente una reflexión profunda a escala europea e internacional sobre el tratamiento regulatorio de la diversificación en el negocio bancario, para que, en paralelo a la mayor complejidad que pueda conllevar, se reconozcan mejor algunos de sus efectos beneficiosos sobre el perfil de riesgo de en las entidades”, elaboró.

RIESGO REPUTACIONAL

Entre los desafíos que amenazan al sector se refirió de forma particular al riesgo operacional, que hoy representa el 9,3 % del volumen de activos ponderados por riesgo en la banca española, ya que avisó que cualquier revés ahí puede tener altas repercusiones.

“Sabemos que el deterioro de la solvencia asociado a un evento de riesgo operacional puede ser elevado de acuerdo con la experiencia histórica”, indicó, recordando que los bancos europeos afectados por riesgos operacionales de gran escala han viso reducirse su capital de máxima calidad o CET1 en 1,25 puntos porcentuales en los últimos cinco años.

En España recordó que riesgos legales como las cláusulas suelo han tenido un coste superior a los 2.200 millones hasta junio pasado, y ha tenido un “impacto relevante en la reputación del sector bancario”.

Así instó a las entidades a “esforzarse en revertir esta tendencia” proporcionando a los clientes los productos y servicios financieros “adecuados a sus necesidades y capacidades, así como suministrando la información relevante de manera clara y transparente”.