Las condiciones de crianza en animales de experimentación determinan su resiliencia al estrés

- Según una investigación de la Universidad de Oviedo

Madrid
SERVIMEDIA

Las condiciones de vida en el establo y crianza en animales de experimentación determinan su desarrollo cerebral y comportamiento en la edad adulta y aquellos criados en un ambiente “más positivo”, con mayor número de animales por caja de grandes dimensiones, mayor nivel de estimulación sensorial y ejercicio físico, presentan mayor impulsividad y ansiedad de adultos y, por tanto, presentan menor resiliencia a situaciones estresantes.

Así lo revela una investigación de la Universidad de Oviedo publicada en la revista ‘Plos One’ que también señala la necesidad de que la normativa europea vigente sobre cuidado de animales experimentales, que data de 2010, “especifique” cuáles deben ser esas condiciones de ambiente “enriquecido” al considerar que hasta ahora “se exigen sin concreción” ya que, en el caso de este estudio “resultaron negativas” para el bienestar animal.

En este sentido, el catedrático de Psicología e investigador de Psicobiología Héctor González, que ha liderado este trabajo, indicó la necesidad de “estandarizar” los procedimientos “óptimos o válidos de dicho enriquecimiento ambiental con el fin de garantizar la validez de los experimentos y, sobre todo, el bienestar de los animales”.

En cuanto a las posibles causas de los efectos negativos hallados en este estudio, González apuntó a que, “probablemente”, la convivencia con un número elevado de animales, diez en este caso, en ese ambiente “complejo” generó “estrés psicosocial” a todos los animales, “con independencia” de la separación materna previa, ya que se establece una “jerarquía social de dominancia” en el grupo.

El mismo estudio desveló que el modelo animal de exposición a estrés psicosocial “temprano” por separación diaria de crías de ratas de sus madres durante unas horas no produjo consecuencias “adversas” sobre el comportamiento pero tampoco sobre el metabolismo cerebral medido en diversas regiones implicadas en este comportamiento.

Los animales no mostraron en la etapa adulta ni problemas de aprendizaje y memoria espacial, ni conducta similar a la depresión e incluso tuvieron menor ansiedad en pruebas estandarizadas.

Según los expertos, los resultados podrían explicarse, en parte, por un efecto de adaptación al estrés mediante mecanismos neuroendocrinos durante su desarrollo desde la infancia, pero también por un efecto ambiental modulador del estrés, por aumento de los cuidados maternos de tipo “compensatorio” en estos animales sometidos a estrés.

El estudio ha sido desarrollado por investigadores del Instituto de Neurociencias del Principado de Asturias pertenecientes en su mayor parte también al Grupo de Investigación Neurocon de Ciencias de la Salud.

(SERVIMEDIA)
06 Feb 2020
MJR/gja