Así lo denunció este jueves a través de un comunicado la organización Acción contra el Hambre, que ya ha atendido a unas 7.000 personas a las que ha distribuido ayuda de emergencia para afrontar las temperaturas de hasta diez grados bajo cero que afectan a los asentamientos de la ciudad fronteriza de Arsal, en la Bekaa septentrional, donde los refugiados están quemando plástico, nailon e incluso basura para huir del frío, lo que, según la organización, “está deteriorando su salud”.

Junto a ello, ha arrojado más de diez toneladas de sal y su intervención ha permitido limpiar 44 asentamientos, que también ha hecho “accesibles”.

Tras recordar que para muchas mujeres y hombres refugiados es el octavo invierno fuera de su hogar, denunció que muchos de los sirios asentados en la zona fueron obligados en mayo a cumplir la orden del Consejo Superior de Defensa del país de desmantelar las estructuras de protección que habían construido y que las familias de los asentamientos informales (ITS, por sus siglas en inglés) viven ahora en estructuras de madera contrachapada y láminas de plástico “no aptas para condiciones climáticas duras y extremas” como las que vive la zona en la actualidad.

El pasado sábado, después de haber recibido aviso de los residentes de Arsal, Acnur, la Municipalidad de Arsal, las Fuerzas Armadas Libanesas (FAL), URDA y el equipo de respuesta de emergencia de Acción contra el Hambre celebraron una reunión de coordinación para responder a las “diversas” necesidades relacionadas con la fuerte tormenta de nieve que azotó la ciudad fronteriza durante la noche.

Según la ONG, las condiciones meteorológicas siguen siendo “extremadamente duras”, con temperaturas que descienden por debajo de los cinco grados centígrados y que llegan a los 10 bajo cero por la noche y subrayó que durante toda la próxima semana se esperan carreteras heladas, circunstancia que, a su juicio, “podría poner en peligro” el movimiento de los residentes y su acceso a los servicios “esenciales”.

“Mientras Líbano atraviesa su peor crisis económica y financiera, el invierno se hace más duro para las personas vulnerables, sirias y libanesas”, lamentó la organización, para, a continuación, señalar que Líbano es el país con más refugiados per cápita en todo el mundo, cuya cifra supera el millón y medio de personas.

Para Acción contra el Hambre, el aumento de los costes y la disminución de los servicios “vitales” están “afectando” la capacidad de estas personas para pagar el combustible, por lo que urgió a enviar medios y ayuda “de inmediato” para dotar de kits de emergencia a las personas “más vulnerables”.