Medio ambiente
Alimentar a macacos salvajes puede alterar sus estructuras sociales

El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
La práctica de alimentar a la vida silvestre podría ser más perjudicial para los animales de lo que se pensaba anteriormente porque alteraría la estructura social de las comunidades, algo que unos investigadores han comprobado analizando el comportamiento de macacos en una carretera boscosa de la isla de Sulawesi (este de Indonesia).
Ejemplares de macacos moro ('Macaca maura') se reúnen a lo largo de esa carretera muy transitada para aceptar comida de los automovilistas que pasan. Los investigadores querían saber qué factores hicieron que algunos de esos animales estuvieran más inclinados a interactuar con los humanos y cómo esas interacciones afectaron al grupo en general.
En particular, querían saber si las relaciones sociales influían en la cantidad de tiempo que algunos macacos moro pasaban por la carrera y cómo rasgos como la edad y el sexo contribuían a esas decisiones. Los resultados del estudio están publicados en la revista 'Nature Scientific Reports'.
Los investigadores recopilaron datos durante seis horas al día a lo largo de seis jornadas a la semana desde agosto de 2016 hasta enero de 2017. Cada 30 minutos, ojeaban un grupo y registraban la ubicación de cada individuo y sus comportamientos, como descansar, alimentarse, jugar o agredir. Siguieron al grupo de estudio durante 565 horas, en las que completaron más de 1.200 seguimientos.
"Es un poco como el viejo dicho que dice: 'Si tus amigos saltaran por un precipicio, ¿tú también lo harías?'", apunta Kristen Morrow, doctoranda de antropología en la Universidad de Georgia (Estados Unidos) y autora principal del estudio, quien añade: "Hay una recompensa alimentaria asociada con los humanos, pero se trata de un comportamiento arriesgado y los monos salvajes son generalmente muy cautelosos con los humanos. Por lo tanto, queríamos saber cómo este comportamiento afecta a su comunidad".
SOBRE TODO MACHOS
En general, los investigadores descubrieron que los machos eran más propensos a correr el riesgo de acercarse a los humanos, que comúnmente ofrecían pan, fruta, papas fritas y otros alimentos procesados a los monos.
También descubrieron que los macacos que tienen mayor influencia dentro de la comunidad visitarían el camino con mayor frecuencia. Si bien esta proximidad regular a los humanos puede generar una recompensa alimentaria, también alteró los comportamientos sociales normales que son típicos de estos animales en el bosque más alejado de la presencia humana.
"Cuando los monos estaban en la carretera, había menos conexiones sociales entre los individuos. Este cambio puede reducir las oportunidades de interacciones positivas, como acicalarse unos a otros o descansar cerca unos de otros", apunta Morrow, que subraya: "Estos son comportamientos importantes porque sirven como base para el aprendizaje social y la construcción de relaciones que conducen a una comunidad fuerte y cohesionada".
La interrupción de estos lazos sociales podría ser perjudicial para la salud, la duración de la vida, el éxito reproductivo y la supervivencia infantil de los monos, según el estudio.
En total, los macacos pasaron cerca del 20% de su tiempo a lo largo del camino y el 80% en el bosque. Su comportamiento en la carretera a menudo contrastaba con el del bosque, donde pasan la mayor parte del tiempo buscando fruta silvestre lejos del ruido y las distracciones de la concurrida carretera.
Con el tiempo, es posible que estas interacciones regulares con los humanos puedan cambiar fundamentalmente las estructuras sociales de esta y otras comunidades de monos, según Morrow.
"Nuestros resultados sugieren que los macacos moro se sienten atraídos por la carretera porque perciben que el beneficio de recibir provisiones de alimentos supera cualquier riesgo asociado con estar cerca de personas y vehículos en movimiento", recalca Erin Riley, profesora de antropología en la Universidad Estatal de San Diego (Estados Unidos).
(SERVIMEDIA)
10 Mar 2020
MGR/mjg