Vulnerabilidad social
Jóvenes, migrantes y refugiados aprenden a vivir “en familia” durante el confinamiento

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Usuarios, voluntarios y profesionales de pisos de acogida para jóvenes, migrantes, refugiados, de emancipación, viven el confinamiento con características especiales, adaptándose a las necesidades de los usuarios. “Al estar tanto tiempo juntos valoran más la convivencia y trabajan más la tolerancia y la frustración”, explica un educador de los 83 hogares que salesianos y salesianas tienen en España para unas 700 personas.
Algo común que destacan los educadores es la sorpresa, "para bien", de la reacción de la mayoría de los jóvenes que viven es estos centros y pisos, “después de la primera semana de concienciación han entendido la necesidad de quedarse en casa. Nunca habían estado tantas horas en casa ni pasado tanto tiempo en “familia”, están cumpliendo muy bien, con gran compromiso”, reconocen en una nota difundida este lunes por Salesianos España.
Lo habitual ha sido trabajar en dos líneas. Por una parte, los equipos educativos que conviven con los jóvenes explican que han “cambiado los turnos de trabajo, estamos a turnos de 12 horas, tres días por semana y el resto de los días descansamos”, concretan los educadores de los centros de Torrent y Valencia de la Fundación María Auxiliadora. Por otra, aquellos que realizan su intervención de forma virtual, yendo a la vivienda si hay alguna urgencia o si los destinatarios necesitan material sanitario. Estos, normalmente se da en proyectos de emancipación o para migrantes que solicitan protección internacional.
“Sobre todo en la adaptación al nuevo contexto”, afirma Ernesto López del proyecto residencial de autonomía Casa Garelli de Pinardi, “al principio fue complicado por la sensación de falta de control sobre los jóvenes, pero el esfuerzo de la entidad en poner medios para el teletrabajo y la conexión entre los equipos ha sido crucial para apoyar, animar y coordinar las acciones”.
Situación similar están viviendo en los hogares de acogida de la Fundación Don Bosco en Andalucía: “El compromiso y la creatividad de los equipos educativos ha sido fundamental”. Ignacio Vázquez, director general de la Fundación Don Bosco, También destaca “el compromiso de los educadores de otros programas de carácter socioeducativo en el diseño de nuevas actividades lúdicas o educativas, para hacer más liviano el confinamiento en los hogares”.
Lo que no ha sido óbice para que los equipos docentes sintieran mayor estrés y una gran responsabilidad “no podemos olvidar las grandes dificultades que estos jóvenes tienen para afrontar la falta de libertad o cambios imprevistos… las mayores dificultades las hemos encontrado con aquellos que llevan tratamientos médicos y seguimientos psiquiátricos”, detalla el equipo docente de ‘El Desván’ de la Fundación Juan Soñador en Valladolid.
DESPUÉS
“Esta situación de parón va a afectar mucho al ritmo para la emancipación de algunos destinatarios ya que encontrar empleo será mucho más difícil y también para aquellos que están pendientes de resolución de documentación porque todo se ha retrasado”, afirma Vicente Pérez, educador de piso de emancipación en Fisat.
“A la mayoría les preocupa su situación administrativa, retraso en sus expedientes, pérdida de oportunidades laborales, muchos veían en el verano un tiempo de oportunidades que se ha desmoronado”, dice Noelia Hidalgo, coordinadora del proyecto residencial Pinardi Nicoli en Madrid.
Por este motivo, Rosana Palomares, coordinadora de los pisos de emancipación de la Fundación Ángel Tomás, recuerda que se requiere de un compromiso en el que no falten recursos con los que se atienda a los colectivos más vulnerables.
(SERVIMEDIA)
04 Mayo 2020
AHP/gja