Según precisó a través de un comunicado, el campamento, que acoge a cerca de 6.500 personas refugiadas, está situado en la “volátil” región del Sahel en Burkina Faso, cerca de la frontera con Malí y las fuerzas de seguridad irrumpieron en busca de individuos armados implicados en un ataque contra un grupo de soldados que había tenido lugar horas antes en la carretera entre Djibo y Uagadugú, cercana al campamento.

En el atentado falleció un miembro de las fuerzas de seguridad y otra persona está desaparecida y en su incursión las fuerzas de seguridad rastrearon “casa por casa” y “forzaron” a los hombres y jóvenes a salir de sus hogares “para luego golpearlos con palos, cinturones y cuerdas”, según Acnur que denunció que los refugiados fueron acusados de ser cómplices de los asaltantes armados no identificados y recibieron "un ultimátum” para abandonar el campamento en un plazo máximo de 72 horas para no enfrentarse a la pena de muerte.

Para la directora de la Oficina Regional de Acnur para África Central y Occidental, Millicent Mutuli, la comisión de tales actos por parte de las fuerzas de seguridad “es absolutamente inaceptable”. “Los refugiados que viven en el campamento de Mentao deben ser protegidos”, añadió y, en este sentido, la agencia de la ONU ha pedido la apertura de una investigación “urgente” sobre este incidente en una carta dirigida al Ministerio de Asuntos Exteriores, en la que también expresa una “gran preocupación” por la seguridad de las personas refugiadas.

Tras puntualizar que todos los refugiados heridos están siendo tratados en el centro de salud de Djibo, cuatro de ellos por fracturas, Acnur reiteró su petición al Gobierno de Burkina Faso para que permita el traslado de las personas refugiadas desde el campamento a otro lugar “más seguro” y ofreció su “apoyo” a las autoridades.