Errejón comenzó su intervención en el debate sobre la sexta solicitud de prórroga del estado de alarma recordando los disturbios raciales en Estados Unidos, advirtiendo a quienes se declaran admiradores de su presidente, Donald Trump, y su modelo que “puede romper la convivencia”, y pidiendo al Gobierno que manifieste públicamente su preocupación por la vulneración de los derechos humanos en ese país.

Seguidamente, lamentó que cada debate sobre una nueva prórroga del estado de alarma se ha “discutido en un ambiente peor” en el Congreso, donde “cada Pleno hablamos más de nosotros mismos” y menos de los ciudadanos y su “responsabilidad” ante la epidemia de coronavirus. Como agradecimiento a ellos justificó el voto de Más País a favor de la prórroga, que dijo que siempre ha sido positivo porque “no ha dependido de ninguna negociación para nosotros”.

“No quiero hablar de lo que hace el Gobierno y lo que hace la oposición”, prosiguió, apostando en su lugar por hablar de los trabajadores esenciales, que han dejado de ser mencionados en los plenos y “han sido los que han puesto el cuerpo” ante el coronavirus. Por eso pidió para ellos un homenaje de Estado, tras quejarse de que no se le había permitido registrar formalmente la solicitud en la Cámara.

Finalmente, retomó su ya conocida reivindicación de nacionalizar las plantas de Nissan y reorientar su producción hacia la transición ecológica, igual que se nacionalizaron en su día las pérdidas de los bancos. Y sentenció que “el problema no es el odio de los de arriba”, que dijo que seguirá”, sino “el miedo de los de abajo”, y por eso pidió que se deje de aplaudir como héroes a los trabajadores esenciales y se pase a protegerlos para que hagan su trabajo en mejores condiciones.